Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

viernes, 29 de noviembre de 2013

La Liberté

En París, y gracias a Guillermo (parroquiano asiduo), me encontré con La Liberté, el bar del que yo también sería fiel cliente si viviera allí.
Un remanso heterogéneo y una isla de libertad en tiempos de leyes de seguridad que nos asolan y que son más bien ajustes de cuentas por parte de los vencedores.
La misma historia de siempre, que este país conoce bien. 
El dibujo de la fotografía superior adorna el tablero de una mesa, tal como se puede comprobar por los cercos que han dejado los vasos, y la otra ilustración es el estandarte del local que cuelga de una viga sobre la barra.


Por cierto, que el bar, cuando entré, me resultó demasiado familiar. Me parecía haber estado allí durante los últimos 20 años.
Lástima que no sonaba la balada del Valle de Strathmore.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Concertinas

Busco en el diccionario de la R.A.E. la palabra concertina y solamente encuentro una acepción: Acordeón de forma hexagonal u octogonal, de fuelle muy largo y teclados cantantes en ambas caras o cubiertas.
O sea, un instrumento músical.
Esto viene a cuento porque anoche escuché al ministro del interior justificar el uso de un peculiar alambre de espinos al que llaman así para blindar el sur de este país. Supongo que en el norte pondrán las concertinas de verdad para recibir a los turistas.
El caso es que el ministro daba vueltas y vueltas al argumento de la pasividad de las concertinas de espino, como seres inanimados que son (lógicamente), para cargar la responsabilidad de sus lesiones a los propios aspirantes a inmigrantes. Y además se jactaba de la inocencia de dicha barrera afirmando que estaba comprobado que solamente producía ligeros rasguños (dado lo cual es de suponer que el ministro no debería tener inconveniente en probar su medicina, cual Fraga redivivo en Palomares).
Finalmente el ministro, en sus declaraciones, se ponía chulo y retador para aclarar que nadie les iba a dar a ellos lecciones en materia de Derechos Humanos.
Claro que si su concepción de las concertinas es radicalmente diferente a las reales y musicales concertinas, ¿por qué no iba a ocurrir lo mismo con su visión de los Derechos Humanos?     
¿O es que tal como decía Benedetti en realidad deberíamos hablar de Izquierdos? 

martes, 26 de noviembre de 2013

Como un dolor de muelas


Tengo tal dolor de muelas hoy que rápidamente me he acordado de la canción que hicieron a medias el Sabina y el Sub.
Y de paso me quedo mirando una vez más el Mar del Zócalo en plena crecida de marzo de 2001. Lleno de nubes en la boca. Igual hasta me veo.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Algún día

                                                                                       Santiago de Chile.// Autor: ¿Hugo? ¿Gi? ¿Tomasa?

¿Qué leen mis amigos cuando están lejos? 
¿Qué encuentran al final de los renglones?
Tal vez puestas de una en una las palabras (una detrás de la otra, una detrás de la otra) formen un sendero, un largo camino de palabras. 
Y entonces, quizá algún día, podamos cruzar los puentes.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Antipatía

Hay días mejores y días peores según como a uno le vaya la vaina. Pero también hay días antipáticos porque sí. El de hoy lo tiene casi todo para llevarse el título. Detrás de la rotunda afirmación en realidad hay motivos históricos, motivos políticos y aniversarios. Hoy hace frío de cuerpo y alma y además llueve escandalosamente y por algunas otras razones me cuesta solamente pensar en salir de casa, tomar el tren y dirigirme a la labor que me sustenta.
Pero menos mal que hoy también es el cumple de Su y aunque hace demasiado tiempo que no la veo me da por pensar en ella.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Tetas

Leo en los periódicos y veo en televisión, en las noticias del día, que varias activistas de Femen han irrumpido en una manifestación antiabortista con sus tetas al aire para, a su vez, manifestar su posición favorable al aborto.
Hasta ahí todo relativamente normal en este paisaje civil tan convulso. Aunque tengo que reconocer que hay que tener muchos ovarios para plantarse en medio del enemigo a pecho descubierto, tal como hacen estas chicas.
Sin embargo hay algo en este episodio que hace que se me salten las alarmas y las preguntas: ¿qué motivo impulsa a gente tan de ley y orden como los partidarios Pro-Vida (en algún otro momento entraremos en este sarcasmo) a acudir a sus manifestaciones con aerosoles rojos?

Trabajos del Reino

La ingeniera ingeniosa ha vuelto. Sí, señores. Acompañada del pinche grumete y después de un tiempo en que otras ocupaciones los mantenían lejos del serrucho y el formón. 
Aquí están de nuevo. Arrostrando el mal tiempo y los apagones, conscientes de algunos errores de principiante, ahí están: al pie del cañón.
Caerá la mesa  y caerán las estanterías, que ya van haciendo falta en estos tiempos chuscos y de tanto engendro digital.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Librería 46

Oporto(Portugal)                                                                             Fotografía de Valentín Andrés

jueves, 14 de noviembre de 2013

Sacauntos y lobisones



Salimos con tiempo inclemente y casi de anochecida a caminar con el perro por los prados cercanos a la marisma. El vecino, que ya está a punto de plegar y dar la jornada por concluida, nos advierte con tono jocoso: “-¿Adónde vais, que os va a pillar el sacauntos?”

Y entonces yo me acuerdo de que a ese monstruo horrendo de los miedos infantiles también le dicen sacamantecas y que en otras partes, quizá por extensión, amenazaban a los niños con el lobisón.

En mi pueblo, incluso, cuando yo contaba con siete u ocho años de edad, tenía hasta apellido, o mote, vete tú a saber, y le conocían por Carreras. En otros sitios era Camuñas.

-“Que va a venir Carreras y te va a llevar como no te portes bien”

Y no es que a partir de ese momento te portaras bien. O mal. Es que te quedabas inmóvil y fuera de combate para un rato largo.

Carreras, por lo que con el tiempo me dijeron, vivía en una caseta a las afueras del pueblo que, aparte de a sus deteriorados huesos, alojaba también un transformador eléctrico y, por lo que fui adivinando con los años, no era más que un pobre hombre, víctima de la depauperada época y de la inextinguible exclusión social.

Entonces los miedos quizá eran pueriles. Aunque había otros que afectaban a los adultos, bastante más serios y enigmáticos, tales como el de hablar de no sé qué guerra que había habido además del miedo a que volviera el hambre. Ése, lo entendíamos bastante mal, puesto que a nosotros el hambre nos regresaba todos los días a las pocas horas de la merienda. Como poco.

Hoy los miedos han vuelto junto con los sacauntos de mi vecino, pero éstos ya no tienen nada que ver con desgraciados que arrastran como pueden sus miserables vidas. Y tampoco es fácil que te los encuentres en descampado. Según me parece, hoy los sacauntos viven confortablemente, no salen a acechar a los paseantes por los prados (menuda ordinariez), y anuncian con gesto fingido el final de la crisis, el final del paro, el final de los ajustes finos y gruesos, el final de lo que haga falta, siempre y cuando a ellos no los descabalgue de sus monturas de papel.

Tierra




Aquí ya es de noche y con las sombras todas las distancias son pardas.
No hay océano que se resista ni frontera que no se resienta.
Así que buen día para los de allá lejos.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Autoafirmación, evidentemente.

                                                                 Lanzarote. 2011.

Remedio para aquellos casos en que no tenemos claro si somos o no somos. ¿Estamos?

lunes, 11 de noviembre de 2013

Mater

Nos despedimos de nuestras madres. Habían estado allí siempre, pero no las habíamos visto hasta entonces. Estaban inclinadas sobre los calderos de la colada o los pucheros, con la cara enrojecida e hinchada a causa del calor y la humedad. Cuando nuestros padres estaban en el mar, ellas se encargaban de todo. Por las noches se derrumbaban sobre el banco de la cocina con la aguja de zurcir en la mano. Nosotros veíamos algo, pero no las veíamos a ellas. Veíamos su perseverancia. Veíamos su cansancio. Nunca les preguntábamos nada. No queríamos importunar.
Era nuestra manera de mostrar amor: con el silencio.
Siempre tenían los ojos enrojecidos. Cuando nos despertaban por la mañana, se debía al humo de la estufa. Cuando nos daban las buenas noches, aún vestidas, al cansancio.
A veces sus ojos estaban enrojecidos porque habían llorado por alguien que jamás volvería a casa.
Que nos pregunten por el color de los ojos de una madre.
-No son pardos. No son verdes. No son azules ni grises. Son rojos.
Eso es lo que responderemos.
Ahora están en el muelle despidiéndose. Aún reina el silencio entre nosotros. Nos escrutan con los ojos.
"Volved", dice su mirada.
"No nos dejéis", dicen sus ojos.
Pero nosotros no queremos volver. Queremos marcharnos. Irnos lejos. Cuando están en el muelle despidiéndose, nos clavan un puñal en el corazón. Así es como estamos unidos. Por las heridas que nos hacemos mutuamente.


Carsten Jensen.
Nosotros, los ahogados.
Salamandra.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Desde mi ventana...

...republicana.

viernes, 8 de noviembre de 2013

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Fabra me da fiebre

Tremendo desparpajo el de los fachas para justificar el cierre a la griega de una cadena de televisión que ellos mismos han hundido previamente.
Ahora van y se acuerdan, como excusa, de la sanidad, la educación y los servicios sociales públicos.
¡Qué huevos!
¡Y qué sarcasmo!

Peregrino


¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Itaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.


Luis Cernuda

lunes, 4 de noviembre de 2013

Vamos caminando

Vamos caminando. Cruzamos el otoño, el invierno, la primavera, el verano. Vamos caminando día a día, año a año. Por senderos, callejones, trochas y carreteras. Vamos caminando. En silencio, pensativos, cantando en cada paso. De la mano, en un abrazo o beso a beso y vaso a vaso, vamos caminando. Vamos caminando con la noche, con la niebla, gota a gota y con tormenta. Vamos, vamos caminando. Con la luna vamos caminando. Con Sol...

domingo, 3 de noviembre de 2013

Día de difuntos

Iglesia de Valdepiélago (León)

Los muertos no necesitan paraguas por mucho que el cielo se desplome sobre los vivos. En realidad, los muertos no precisan nada. Somos los que aún transitamos por aquí los que necesitamos que reposen en nuestra memoria sus sonrisas y sus gestos, las palabras que un día dijeron.
Llueve en el día de difuntos con esa cadencia que empapa hasta el ruido de nuestros pasos. Caminamos desde La Mata hasta Otero temiendo que las nubes se asienten sobre nuestras cabezas. Hacemos un alto en la Iglesia de Valdepiélago para acogernos a sagrado por un momento antes de continuar el peregrinaje. Mientras tanto, saludamos a unos cuantos fieles que van entrando y que no llegan a contarse con los dedos de ambas manos. Todos dejan su paraguas a la puerta.