Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 18 de junio de 2025

Irán

                   Fotografía tomada en Ispahan en 2016

Nunca me pondría de parte del actual gobierno de Irán, pero tampoco del anterior a los ayatollahs. Jamás podría estar a favor de la engañosa democracia que encumbra a estúpidos como Trump o a asesinos como Netanyahu. En la vida defendería a los que aquí los defienden. Y de igual modo sería inconcebible que fuera amistoso con los belicistas que gobiernan la Unión Europea con una abuelita siniestra llamada Von der Leyen a la cabeza.
¿Entonces, dónde puedo estar? ¿Seré acaso como un niño Handala, triste, solitario y de espaldas al mundo miserable que nos rodea?
Visité Irán en 2016. Antes ya me interesaba aquel país, por su literatura del exilio exterior y por sus directores de cine del exilio interior. Me encontré con una tierra dura y una gente alegre y amable a la vez (aunque no voy a caer en la ingenuidad de pensar que todo el mundo es bueno, ni allí ni en ningún sitio).
Me sorprendió la gran cantidad de librerías que había y también (aunque no había por qué, dado que me parece que es la tendencia general en todo el mundo) el inmenso número de mujeres que acudían a ellas. Me enternecía que las iraníes nos pidieran (sobre todo a Sol) posar con ellas en sus fotografías. Me gustaba comprobar la hermosa rebeldía en unos pañuelos que destapaban la vergüenza de una dictadura y mucho más de la mitad de sus cabellos.
Ningún país debería ser gobernado por la fe inquebrantable en hechos que es imposible comprobar, pero tampoco en la creencia de la superioridad como raza, como etnia o como grupo social. Es el modo en el que el ser humano se convierte en alguien moldeable, manipulable, anulable. Cuando la holgazanería intelectual se instala es cuando la inteligencia se esfuma. Ver los cielos de Teherán y de Tel Aviv iluminados por cohetes es como ver a dos imbéciles sacudiéndose a mamporros y a otro imbécil intentando manejar unos hilos que se le enredan en la torpeza.
Y mientras tanto, la buena gente que conocí en Ispahan, o en Yadz, o en Shiraz, o en Qazvin, uniendo un dolor más a sus dolores.     

martes, 17 de junio de 2025

Somormujo lavanco





Convengamos que el somormujo lavanco lo tiene todo elegante salvo el nombre en castellano.
Y lo digo sabiendo de antemano que la "elegancia" es una característica meramente antropológica. Es decir un término, como otros, que el ser humano, en su vasta capacidad de dominación, atribuye al resto de los animales, o al menos a algunos, siendo como es que a la fauna le importa un pimiento morrón lo que nosotros opinemos de ella.
No obstante, dentro de nuestros parámetros, el somormujo es un ave realmente elegante.
En las Tablas de Daimiel he tenido la oportunidad de admirarlo de cerca. Y algo inédito para mi, comprobar cómo transporta en el lomo a sus simpáticas crías (ven, "simpáticas", otro término fabricado a nuestra exclusiva medida, vayapordiós). 


miércoles, 11 de junio de 2025

Motilla del Azuer









 Las motillas son fortificaciones de la Edad del Bronce que servían para guardar y defender el agua y el grano en tiempos de carencia. Alrededor de la población de Daimiel en la provincia de Ciudad Real se han descubierto varios de estos poblamientos. La Motilla del río Azuer es hoy por hoy la única visitable y da cuenta de la capacidad y la inteligencia del ser humano para sobrevivir.

jueves, 5 de junio de 2025

miércoles, 4 de junio de 2025

Los libros de Mario


Recientemente he tenido la oportunidad de contemplar la biblioteca de Mario Camus, los libros que donó a las Escuelas Verdes de Santander. La visita fue breve pero intensa, como cuando alguien acude en silencio a una catedral o a una mezquita sintiéndose ajeno y, a la vez, como si esa biblioteca fuera un poco suya. Igual que esas películas de los días del pasado que se observan a la luz tenue del prado de las estrellas. 
 

domingo, 1 de junio de 2025

viernes, 30 de mayo de 2025

Essaouira

                                                                Essaouira. Marruecos. 2010.
 

Salir de las turbulentas calles de Essaouira como gaviotas al mar.

Donde el silencio es una agitación de olas.

Una detrás de otra, viajando hasta los demás continentes desolados.

Como el corazón de un reo. 

Como una canción abandonada en la que se confunden las siluetas.

Y, mientras tanto, el pájaro sigue al hombre y el hombre mira al pájaro.

Y envidia el vuelo.  

jueves, 29 de mayo de 2025

Atacama

                                                                       San Pedro de Atacama. Chile. 2007.

La luna y el sol (como en una canción), y una partida de turistas de los que siempre te preguntas qué demonios se les ha perdido por allí (qué se nos ha perdido en una tierra polvorienta y azotada como esa).

Junto al lugar en el que para el autobús que nos trae de Calama hay, había, un museo mínimo con objetos de antepasados en el que han tenido el buen gusto de retirar las momias de los propios antepasados (no eran reyes de Egipto).

Ya no recuerdo si San Pedro de Atacama tiene habitantes o solo visitantes y artesanos venidos de otros lugares hacia estos páramos con tiendita de souvenirs.

Lo doy todo por bueno con tal de amanecer en el Tatio pelándome de frío, o a la sombra redentora de la ermita de Socaire.

Y brindo todavía bajo el volcán, después de tantos años, enamorado siempre del Licancabur. 



miércoles, 28 de mayo de 2025

Handala


Me pide Sol que le dibuje a Handala, el niño palestino creado por el ilustrador Naji al-Ali en 1969, que con el tiempo se ha convertido en un icono de la resistencia y también de la desgracia de Palestina.
Ella quiere hacerse una camiseta. Y yo, dado que ayer ha sido su cumpleaños, no puedo negarle nada.

Por cierto, Naji al-Ali fue asesinado en Londres en 1989.
Adjunto un enlace por si alguien quiere saber más sobre este niño, que no nos mira porque, dadas las circunstancias, no hay nada que mirar.


martes, 27 de mayo de 2025

Cumplir en vuelo.


No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisiaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias, ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

Oliverio Girondo. 
Fragmento.
Veinte poemas para ser leídos en el tranvía.
Colección Visor de Poesía.

jueves, 22 de mayo de 2025

Víctimas y victimarios


Vuelvo a ver de forma más o menos habitual al mochuelo en mis paseos. Ayer tarde solamente hice esta fotografía. Me costó porque tenía una tapia de por medio y por mucho que me pusiera de puntillas era incapaz de enfocar correctamente. El mochuelo miraba con suma atención mis evoluciones. Supongo que no daba crédito a lo que estaba viendo o quizá pensaría aquello de "estos romanos están locos", emulando a Obélix.
Al fin, tras algún que otro esfuerzo inútil, opté por introducir el objetivo de la cámara por un hueco de la tapia y pude, por fin, captar esta imagen.
No fue hasta que pude contemplarla en el visor que advertí que el animalito volador, en realidad, observaba en mí a un posible rival respecto a su cena de esa noche. Mira tú.   

 

miércoles, 21 de mayo de 2025

Educación y descanso


Afuera preocupaciones,
que se caigan por la borda.
Que el río se lleve lejos
las funestas consecuencias
de los actos de los pérfidos.
Y que cuelguen de los árboles
como espectros y estandartes...
sus pasiones y monedas.
Que los vientos los confundan
y que venga a mí el placer
de verlos arrodillarse
ante débiles y justos.
Que sea así por los siglos 
de los siglos venideros,
ahora, mañana y también
cuando el cielo los aplaste
y yo me alivie de vivir.

                                              MCH
     
  


La niebla que despejaremos
















En 2014 estuve en el edificio de la Calle Londres en el que se ubicaba antes del golpe la sede del Partido Socialista de Chile. Me llevó mi amigo Hugo, que se había ido a vivir a aquella ciudad tan lejana unos años antes. Al entrar por el portón lo primero que me llamó la atención fue el suelo ajedrezado de baldosas blancas y negras. Por lo demás, se trataba de un viejo caserón con cierto lustre del pasado y con una historia reciente temible y tétrica.

Diez años después volví y llevé a Sol. Sentí la misma pesadumbre que la vez anterior, el mismo ahogo, la dificultad que persiste cuando por momentos se te olvida respirar, cuando crees ser consciente del dolor y la angustia que se adhiere a las paredes de unas estancias fantasmales como una segunda piel, como un revoco malsano fabricado con la ausencia de los desaparecidos.

Y es que en el edificio situado en la calle Londres número 38 de Santiago de Chile funcionó a pleno motor lo más temible de la dictadura sangrienta de Augusto Pinochet, tal y como lo atestiguan las placas que siembran el suelo de la acera que a esa casa lleva, con los nombres de las mujeres y los hombres que entraron allí un día para no volver.

Cada placa un ser humano, cada uno de ellos un paso. Pasos que damos hacia la niebla que despejaremos.  

   

martes, 20 de mayo de 2025

Calle Londres 38


Santiago, agosto de 1974

Una camioneta refrigerada Chevrolet avanzaba a trompicones por la Alameda, la avenida que conecta el Palacio de la Moneda con la universidad. Cerca de la antigua iglesia de San Francisco giró a la derecha para entrar en el barrio París-Londres, construido en torno a la intersección de las dos calles de las que toma su nombre, la calle Londres y la calle París. El barrio, antaño el jardín de una antigua ermita, fue hogar de poetas, escritores y artistas.
La camioneta avanzó sobre los adoquines antes de detenerse frente a un edificio bajo de piedra gris, el número 38. (...)
Unos hombres vestidos de paisano abrieron las puertas traseras del vehículo, y a continuación un grupo de hombres y mujeres con los ojos vendados salieron dando tumbos y entraron en el número 38. Uno de ellos era un estudiante de Historia de veinte años, detenido por subversión. No sabía muy bien donde se encontraba, pero por un resquicio de la venda pudo vislumbrar las baldosas blancas y negras del suelo que señalaban la entrada, como un tablero de ajedrez. Era la sede del Partido Socialista.
Le hicieron subir unos escalones de piedra y le condujeron al interior del edificio; luego le separaron de sus compañeros y le llevaron a una sala lateral, donde le ordenaron que se sentara. Otra persona, una mujer, se sentó a su lado.
"Soy León."
"Yo, Hedy", respondió la mujer.
Aguardaron. Al cabo de un rato le escoltaron hasta una escalera que subía por la parte trasera del edificio, hasta el primer piso, En otro cuarto, un guardia le ordenó que se quitara la ropa. Una vez desnudo, le hicieron tenderse de espaldas sobre el somier de un viejo catre, metálico y frío. A continuación le ataron las muñecas y los tobillos al somier. Quedó despatarrado, como un cerdo en un espetón. (...)
Más tarde, estando de nuevo en la habitación de la planta baja, trajeron a un joven y lo dejaron tirado en el suelo. Alfonso, susurró alguien, un estudiante de Filosofía, en un pésimo estado. Poco después le trajeron a una joven, otra detenida. Los dos intercambiaron unas palabras antes de que sacaran al estudiante de Filosofía del edificio, lo metieran en la parte trasera de una camioneta refrigerada y se lo llevaran.
Nunca se le volvió a ver.


Philippe Sands.
Calle Londres 38. Dos casos de impunidad: Pinochet en Inglaterra y un nazi en la Patagonia.
Anagrama. Panorama de narrativas.
Traducción: Francisco J. Ramos Mena y Juan Manuel Salmerón Arjona.  

domingo, 11 de mayo de 2025

Un banco para sentarse bien de mañana


Me levanto pronto después de una noche de música de "prao" que me traslada en unas cuantas notas y alguna emoción a lugares que tanto quiero. 
La mañana se abre al vuelo de cigüeñas y a un caminar solitario por un puente largo y antiguo que cruza el río. En su orilla me encuentro con un banco apropiado para contemplar sin prisas, para pensar lentamente, para un soñar efímero, para escuchar el canto del agua y de los pájaros. 
Que importa que antes que yo, año y medio antes más o menos, pasara por ahí el bueno de Eneko Grafitero acompañado de María Consentidora, su madre (que ya le vale),  y dejara la impronta de gran artista, firmando el cuadro, apropiándose del paisaje y, aprovechando que aquel es el Pisuerga, también de mis pasos tempraneros de hoy.


sábado, 10 de mayo de 2025

Lobos

Oleo de Julius Von Klever (1887)

Cuando los partidarios de las “extracciones” de lobos (y también de determinados eufemismos por lo que se ve) sueltan comentarios embadurnados de bilis en redes sociales suelen basar sus inteligentes y fundamentados planteamientos en tres o cuatro mantras aprendidos. A saber:

-Si no fuera por los ganaderos de qué os ibais a alimentar.

-Esos ecologistas de ciudad, señoritos que no tienen ni idea de lo que es el campo.

-Si tanto quieren a los lobos que se los lleven a su casa.

-A que no os atrevéis a defender al lobo en… (ponga el nombre de cualquier lugar en lo más intrincado de la ruralidad).

Hay que partir de la base de que existe, por parte de quienes se refugian en argumentos (¿argumentos?) de tal calibre, una errónea mentalidad supremacista, por no decir imperialista, que los lleva a pensar que ellos son, invariablemente, el centro del universo y, por tanto, los dueños del “prao”. Pueden parecer exageradas tales afirmaciones, más que nada por el tufo pedestre y cortoplacista que asoma en cada una de sus manifestaciones, pero qué otra cosa se puede pensar de los que se consideran la despensa del mundo y los detentadores únicos de la sabiduría en todo lo que se relaciona con la madre natura, cuando en muchas ocasiones son solamente los depredadores máximos de la misma.

Mención aparte tienen las siguientes afirmaciones. Lo de que los que defienden la persistencia del lobo se los pueden llevar a su casa es, ni más ni menos, lo mismo que los mismos (o los de su misma tendencia ideológica) utilizan cuando se habla de inmigrantes en general o de menores no acompañados en particular. A todos se les tacha de delincuentes sin el menor empacho y sin la menor prueba, del mismo modo que basan la peligrosidad de los lobos para la integridad del ser humano en terroríficas leyendas medievales.

Lo cierto es que, desde tiempo inmemorial, los lobos ya están en su propia casa, al contrario de aquellos que invitan a que sean realquilados en las casas de los demás.

Y, por último, la propuesta retadora final no deja de ser una amenaza que, sobre el papel, parece hacer a los “extractores” más peligrosos que los propios lobos. ¿Es eso en realidad? 

 

viernes, 9 de mayo de 2025

martes, 6 de mayo de 2025

Aniversario


Desde luego esto ya no es lo que era. Los años que van cayendo son como esos vetustos uniformes militares cargados de medallas que no valen lo que pesan. Ni me sirvieron antes, ni me sirven ahora. Me quedan estrechos y me tiran de sisa. Y aunque van siendo demasiados y el morral de la moral me va pesando, aquí estamos dispuestos a aguantar lo que esté por llegar. Que no sea por falta de paciencia ni por desgana de aventuras. Cabalguemos pues, y que los tiempos no nos den Clavileño por Rocinante. 

domingo, 27 de abril de 2025

Cartas



Asisto ayer en la Librería Gil a la presentación de dos escritoras engañosamente noveles y dos libros de teórico género epistolar. Y digo teórico, porque bajo esa envoltura nos encontramos realmente con dos soberbios acercamientos a lugares con alma. Al menos, un alma que apenas se entrevé habitualmente en las referencias geográficas tanto de Grecia como de Galicia. No conozco la zona de Grecia en la que vivió mi paisana Beatriz Cárcamo, del mismo modo que nunca he estado en la aldea de la que procede María Ramos, pero si Orense es probablemente la provincia gallega más desconocida para los ajenos, el norte de Grecia, del cual me enamoré, es lo que no se menciona cuando alguien piensa en el país heleno. Tal vez por eso me gustan ambas miradas. Y también porque me gustan ambos países. Solamente falta que a quien edita esta colección de libros desde León, otro lugar con alma, le dé por publicar cartas irlandesas para completar mis paisajes en el mundo y mis fronteras en el aire. 

sábado, 26 de abril de 2025

La red que nos atrapa

Seguramente serán los mismos que se rasgan su camisa azul (que tú bordaste en rojo ayer) cuando alguien se permite la menor ironía contra sus creencias, y enarbolan a toda leche el estandarte del delito contra los sentimientos religiosos, los suyos, sacrosantos, no los de los infieles, dónde va usted a parar. Pero si usted se da un paseo por la mayoría de los comentarios de los lectores (lectores por decir algo) de medios de comunicación cántabros como El Diario Montañés o Ifomo Noticias sobre el atentado de ayer en la sede del PSOE, en Santander, podrán comprobar que más que comentarios son excrementos. 

Y, tal vez, los propios medios mencionados y el sistema judicial de este país, además de la ciudadanía al completo, debe empezar a tomarse en serio que, cuando alguien desde el presunto anonimato de las redes desea el mal, que por fortuna en este caso no ha sucedido, o anima a que suceda, no está haciendo uso de su legítimo derecho a la libertad de expresión, sino que está facultando cobardemente un delito de odio y enalteciendo al terrorismo.

No hablamos ni de colores, ni de partidos, ni de tendencias políticas. Hablamos de nuevo de vivir y de convivir. Esa convivencia que esa caterva de seres de inframundo está dispuesta a reventar a base de explosivos reales y morales.