Asisto ayer en la Librería Gil a la presentación de dos escritoras engañosamente noveles y dos libros de teórico género epistolar. Y digo teórico, porque bajo esa envoltura nos encontramos realmente con dos soberbios acercamientos a lugares con alma. Al menos, un alma que apenas se entrevé habitualmente en las referencias geográficas tanto de Grecia como de Galicia. No conozco la zona de Grecia en la que vivió mi paisana Beatriz Cárcamo, del mismo modo que nunca he estado en la aldea de la que procede María Ramos, pero si Orense es probablemente la provincia gallega más desconocida para los ajenos, el norte de Grecia, del cual me enamoré, es lo que no se menciona cuando alguien piensa en el país heleno. Tal vez por eso me gustan ambas miradas. Y también porque me gustan ambos países. Solamente falta que a quien edita esta colección de libros desde León, otro lugar con alma, le dé por publicar cartas irlandesas para completar mis paisajes en el mundo y mis fronteras en el aire.
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