La nube en la boca
viernes, 19 de diciembre de 2025
Mingitorio
jueves, 18 de diciembre de 2025
Hotel Florida
martes, 16 de diciembre de 2025
Gerda Taro
lunes, 15 de diciembre de 2025
Blog
El autor del artículo se sorprende, al tropezarse con "La nube en la boca", de que aún existan estos artilugios, que tuvieron cierto éxito hace años pero que fueron decayendo posteriormente, como hojas de otoño, ante el avance imparable de redes sociales teóricamente más dinámicas, vertiginosas diría yo, pero por lo mismo, también efímeras y etéreas.
Sin embargo, lo cierto es que, como pobladores de la aldea de Astérix, aún hay galos por mucho que les moleste a los romanos. En mi propio blog hay, entre algunas olvidadas por sus autores hace tiempo, muestras de la resistencia de hoy:
https://extrangis.blogspot.com/
https://javierbermudezvalencia.blogspot.com/
https://www.pilarsalamanca.es/
https://robertoruisanchez.blogspot.com/
https://vocesdelextremopoesia.blogspot.com/
https://www.lospueblosdeshabitados.net/
https://elrobledaldetodos.blogspot.com/
domingo, 14 de diciembre de 2025
Poo antes del AC
sábado, 13 de diciembre de 2025
Le maquis
jueves, 11 de diciembre de 2025
El túnel
lunes, 8 de diciembre de 2025
De pronto
sábado, 6 de diciembre de 2025
Anclao en París
Anclao en París
viernes, 5 de diciembre de 2025
Meditaciones
jueves, 4 de diciembre de 2025
Refugio
lunes, 1 de diciembre de 2025
Piedras de Bruselas
domingo, 30 de noviembre de 2025
Autorretrato incógnito
sábado, 29 de noviembre de 2025
jueves, 27 de noviembre de 2025
Nakba
miércoles, 26 de noviembre de 2025
Diario de un candoroso provinciano
El bar, ni fu ni fa, del montón, de los que tanto abundan. Ni era el Florian, ni estábamos en Venecia.
Me pido un cortado y la camarera me lo sirve en una tacita blanca de las de toda la vida. Ni ribetes dorados tenía.
Me lo tomo despacio entre el bullicio parroquiano y, cuando llega la hora de abonar la consumición, le pregunto a la señora que me ha servido por el costo de la operación. Me contesta que son dos cincuenta euritos de vellón. Me creo que no he oído bien y por dos veces le pregunto. Y por dos veces me contesta sin mudar el gesto. Dos cincuenta.
Pago, claro. Y me voy -para no volver jamás- con la duda de si en la transacción me corresponde la taza y el plato o parte de la barra o la medalla al descaro improcedente de la señora camarera del lugar.








































