La nube en la boca
jueves, 16 de octubre de 2025
Una calle de Ragusa
Mientras cenan con nosotros los amigos
martes, 14 de octubre de 2025
Cervantes de testigo
Lo que está claro es que ese señor con pinta provecta, que
parece recién salido de pedir “por dios” de la puerta de una iglesia, no es
comunista ni lo ha sido jamás. No le ha hecho falta. Porque él jamás ha mendigado
subvenciones, ni premios, ni medallas, ni herencias. Tampoco tiene abolengo
alguno. Ni fresco ni rancio. Tampoco ha vivido de las sonrisas de loba de
presidentas autonómicas y otros gerifaltes. Solo de las pagadurías donde se
abonan las rentas de sus libros, a tanto el kilogramo de letra impresa.
Que yo no pudiera pasar de la página treinta y tres de
alguna de sus obras no es culpa suya. Al fin y al cabo tiene razón la otra
Pombo: Leer no te hace ser más que nadie. Sobre todo si tienes que leer con la
misma fruición que si remaras en galeras.
Lo peor no es que atropelle a aquello de lo que no tiene ni
puta idea, porque ellos, angelitos, desde sus tribunas y sus palcos de estirpe
y patrimonio qué van a saber de diablos y de muertos de hambre, si todo lo
amontonan.
Lo peor, desde luego, es que por un momento, por un solo
momento, nos ha tentado con salir en la defensa de su odiado contendiente, que
por otra parte, y esto quizá sea tan infundado como sus comentarios ideológicos
(¿quién soy yo para osar?), escribe bastante
mejor que él.
domingo, 12 de octubre de 2025
Para cuando llegue
sábado, 11 de octubre de 2025
El viaje de Julio y el tiempo de las cerezas.
Acabé de leer este libro de Julio Llamazares, “El viaje de mi padre”, hace unos pocos días en La Mata de la Bérbula, que es el mismo lugar en el que leí hace cuarenta años “Luna de lobos”, su primera novela.
Que también es justo donde empieza y donde termina esta
última.
Y la llamo novela a propósito, aunque sé que más bien y estrictamente,
debería considerarse un libro de viajes.
¿Pero qué es el Quijote, la novela de las novelas, sino un
grandísimo libro de viajes?
¿Y qué decir de los protagonistas de esta historia, Nemesio y
Saturnino, Saturnino y Nemesio, dos quijotes o dos sanchos, indistintamente,
que como Alonso Quijano acaban conociendo el mar, asomados al Mediterráneo? Protagonistas
a su pesar de un viaje que no desean y en unas circunstancias que les aterran.
Porque estamos hablando de la Guerra Civil, ese episodio de
nuestra Historia que aún hoy, pasados casi 90 años desde su inicio, marca
definitivamente nuestro proceder como país y nuestras derivas.
“El viaje de mi padre” es un corolario dentro de la narrativa
de Julio Llamazares porque toca tres de las cuestiones por las que más se le
identifica, como son la memoria, los viajes y el abandono de la España rural.
Pero, además, “El viaje de mi padre”, en realidad son dos
viajes, que a lo largo de las páginas del libro se van ensamblando y disociando
como en un extraño juego de espejos y que nos van a ir mostrando la verdad de
dos Españas, que tal vez no sean las del poeta Antonio Machado, pero que, de
igual modo, nos pueden dejar helado el corazón.
El primero de ellos, el que justifica el libro, es el viaje
de dos jóvenes que aún no han cumplido la mayoría de edad, integrados como
radiotelegrafistas en uno de los dos ejércitos contendientes, a una de las más
cruentas batallas de la guerra, la de Teruel, en el invierno entre 1937 y 1938.
El segundo viaje es el del narrador. Es, sin duda, un
homenaje hacia su padre, pero también a todos los hombres y mujeres, de un
bando u otro, que perdieron esa guerra. Pero no solo. Es además y sobre todo un
viaje hacia la memoria. El propio autor se lamenta en diferentes partes del
libro de no haber escuchado a su padre con la atención precisa cuando debía
haberlo hecho. Algo que, por otra parte, nos ocurre a la mayoría.
De ahí que nuestra memoria, deudora de silencios, esa que
anhelamos recuperar, se haya ido cosiendo, como la del narrador, con hilvanes
de verdades y de conjeturas.
Como si de pronto Telémaco se pusiera a contar el viaje de su
padre, Odiseo, a la Guerra de Troya, Julio Llamazares va a debatirse en esa
niebla existente entre ambos extremos, la verdad y la conjetura, a lo largo de
todo el libro. Y de ello nos hará partícipes a todos sus lectores para que, al
final, con dudas o sin ellas o envueltos en el misterio, y en una muestra de
verdadera memoria colectiva, en las estribaciones de la Collada, de Peña Negra
y de Peña Morquera, a las afueras de La Matica, en lo que fue el límite del
Frente Norte, cada uno de los lectores del libro podamos decir también…
… “Fui y volví”.
jueves, 9 de octubre de 2025
Lo que se queda en el tintero
miércoles, 8 de octubre de 2025
La casa de un poeta
viernes, 3 de octubre de 2025
Piratas, bucaneros, corsarios y filibusteros
miércoles, 1 de octubre de 2025
Sicilia
Un susurro de abejas que sonaban
martes, 16 de septiembre de 2025
¿Deporte viene de deportar?
La UCI (Unión Ciclista Internacional) se descolgaba ayer, como si fuera una novia despechada, afirmando que era dudoso que España pudiera organizar grandes eventos, deportivos y supongo que no deportivos, a la vista de los acontecimientos que han apagado las luces del final de la Vuelta Ciclista.
Pero también hablaba con ferocidad de que el gobierno español
ha mezclado la política con el deporte, como si eso fuera un anatema.
Pero la UCI, como la mayoría de las grandes corporaciones
deportivas (por no decir todas) es un negocio. Un negocio que, sobre todo, y
por encima de los deportistas, esos peones, alimenta a una infinidad de
directivos. Esos mismos, que desde Comités Olímpicos, UEFAs, FIFAs, FIBAs, Fórmulas uno y demás no tienen
empacho alguno en mezclar lo que haya que mezclar, y cerner lo que haya que cerner por amasar lo que haya que amasar, con tal de obtener los altos
réditos necesarios y oportunos.
Por ejemplo, trasladar partidos de fútbol a Miami y
olimpiadas a países donde dictadores con chilaba controlan con mano férrea a
sus nacionales y untan con petrodólares a dirigentes sin escrúpulos. Debe ser
que hay sátrapas de primera división y también de tercera regional.
Y estos sepulcros blanqueados son los que se atreven a
hablar de Derechos Humanos mientras se pasean en coche con fascistas o con el
propio diablo si llevara consigo talonario.
Otro día, si quieren, hablamos de festivales de canciones
chorras.
lunes, 15 de septiembre de 2025
Dos niños que miran
DOS NIÑOS QUE MIRAN
domingo, 14 de septiembre de 2025
sábado, 13 de septiembre de 2025
Muchas formas de matar
Decía Bertolt Brecht que “hay muchas formas de matar”, a lo que se puede añadir aquello de que tan asesino es el que dispara como el que justifica, ordena o incita a hacerlo. De hecho, en el ordenamiento jurídico, probablemente en todo el mundo, existe la figura del autor intelectual de un delito.
Desde ese punto de vista todos los que se rasgan las
vestiduras, lloran y crujen dientes, o bien llaman miserables desde tribunas
mediáticas a quienes no se rasgan la ropa, ni se lamentan ni rechinan sus
molares por la muerte de un tal Charlie en un campus de Yankilandia, deberían
dejar la primera piedra en el suelo antes de arrojarla.
No, el muerto no era solo un brillante debatiente, que tal
vez. Era un autor intelectual que defendía la posesión y el uso de armas en un país que
no necesita gasolina para prender el fuego. Un claro ejemplo de los personajes,
demasiados hay, que a hierro matan y a hierro mueren.