Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 16 de octubre de 2025

Una calle de Ragusa


 

La ciudad de Ragusa, aparte de ser una de las más bonitas que contemplé en Sicilia, al menos desde mi punto de vista, es conocida sobre todo por haber sido el escenario de gran parte de la serie que sobre el comisario Montalbano, basada en las novelas de Andrea Camilleri, rodó hace años la RAI (Televisión Pública italiana).
No sé si es por ese motivo, pero me pareció que a ratos había una cantidad insostenible de turistas. Algo que nos deberíamos empezar a mirar porque todos contribuimos a una situación que a la corta ofrece ciertos beneficios económicos a un lugar y a la larga, tengo la sensación, que bastantes más perjuicios. El caso es que el fotógrafo de esta instantánea tuvo que esperar pacientemente durante mucho tiempo a que dejaran de pasar viandantes foráneos que, como él (pocos son los originales) se detenían a hacer la misma postal, aunque, eso sí, con menos escrúpulos a la hora de que aparecieran extras por todas partes con bermudas y "colorinchis".
Tanto tiempo de acecho pasó, que el cazador fue cazado (como no podía ser de otra manera).
Y voto a bríos que la foto quedó mejor.

Mientras cenan con nosotros los amigos


En realidad hacen acto de presencia
cuando menos te lo esperas.
Tienen el don de la ubicuidad
y recorren océanos al instante.
Un segundo y se instalan
 como magos en el pensamiento.
Desde las ausencias te remueven,
 sin apenas darte cuenta, 
el corazón y los silencios.


martes, 14 de octubre de 2025

Cervantes de testigo

Lo que está claro es que ese señor con pinta provecta, que parece recién salido de pedir “por dios” de la puerta de una iglesia, no es comunista ni lo ha sido jamás. No le ha hecho falta. Porque él jamás ha mendigado subvenciones, ni premios, ni medallas, ni herencias. Tampoco tiene abolengo alguno. Ni fresco ni rancio. Tampoco ha vivido de las sonrisas de loba de presidentas autonómicas y otros gerifaltes. Solo de las pagadurías donde se abonan las rentas de sus libros, a tanto el kilogramo de letra impresa.

Que yo no pudiera pasar de la página treinta y tres de alguna de sus obras no es culpa suya. Al fin y al cabo tiene razón la otra Pombo: Leer no te hace ser más que nadie. Sobre todo si tienes que leer con la misma fruición que si remaras en galeras.

Lo peor no es que atropelle a aquello de lo que no tiene ni puta idea, porque ellos, angelitos, desde sus tribunas y sus palcos de estirpe y patrimonio qué van a saber de diablos y de muertos de hambre, si todo lo amontonan.

Lo peor, desde luego, es que por un momento, por un solo momento, nos ha tentado con salir en la defensa de su odiado contendiente, que por otra parte, y esto quizá sea tan infundado como sus comentarios ideológicos (¿quién soy yo para osar?), escribe bastante mejor que él.

domingo, 12 de octubre de 2025

Para cuando llegue


Nos sentamos en un banco de la estación, yo entre los dos guardias.
Tengo un jersey rojo y unas alpargatas azules, que me tocaron hace un mes en el reparto de ropas del cura de la cárcel.
- ¿Por qué te agarraron, muchacho? - dice un guardia.
- Por robar.
- ¿Qué robaste?
- Algún jamón y algún chorizo.
- ¿Para vender o para comer?
- Para comer.
- Eso no debería ser delito. Todos hemos robado alguna vez para comer.
Le miro. No se está burlando de mí.
- ¿Usted también ha robado?
- ¿Cómo te crees que he llegado vivo a rellenar la solicitud para guardia? En mi pueblo a los honrados les entraba la pelagra.
- No des mal ejemplo al preso -dice el otro guardia.
- Mira, chico, tú lo que tienes que hacer es rezar a todos los santos para que venga el comunismo.
- Como te oiga el teniente...
- El comunismo está muerto -digo-. Franco lo mató. Se lo oí decir muchas veces al maestro y al cura de mi pueblo.
- No les creas. Los comunistas salen de donde menos lo esperas. Por ejemplo, de debajo de la capa de un guardia.
- Tú, mucho hablar...
El guardia comunista saca del bolsillo un envoltorio de papel, lo abre y aparece un cacho de pan y un chorizo. Corta con su navaja uno y otro por la mitad y me pasa las partes.
- Esto es el comunismo -dice.
Come y me hace señas para que yo coma también.
- ¿Esto es el comunismo? -digo.
- Voy a tener que denunciarte por propaganda ilegal -dice el otro.
- ¿Verdad que está muy buena la propaganda ilegal, chico?
Llega el tren correo de León y los guardias se levantan y yo hago lo mismo. Se come mal con las esposas. Miro al guardia comunista, no atreviéndome a decirle lo que quiero. Come a toda prisa para acabar antes de cruzar la estación. Por fin, me atrevo.
- Quíteme las esposas.
Se está ahogando con el último bocado. Traga, respira y me mira con ojos de loco.
- ¿Qué dices? Anda p'alante, que aún no ha llegado el comunismo.


Ramiro Pinilla.
Antonio B. El Ruso, ciudadano de tercera.
Tusquets Editores. Colección Andanzas.      


sábado, 11 de octubre de 2025

El viaje de Julio y el tiempo de las cerezas.

He aquí mi pequeña contribución, ayer, a la presentación del último libro de Julio Llamazares en la Librería La Vorágine de Santander. Acompañar a Julio, por su humanidad, su buen juicio y su saber, siempre es una satisfacción. Que te regale al final una "isla del tesoro" para la colección, ya ni te digo, y compartir con el público, descubriendo a unos cuantos leoneses de la diáspora, la mejor de las conclusiones, que solo queda superada por el reencuentro al final del 75 por ciento de los componentes de nuestro viaje a Chile del año pasado. Nuestro tiempo de las cerezas.  



Acabé de leer este libro de Julio Llamazares, “El viaje de mi padre”, hace unos pocos días en La Mata de la Bérbula, que es el mismo lugar en el que leí hace cuarenta años “Luna de lobos”, su primera novela.

Que también es justo donde empieza y donde termina esta última.

Y la llamo novela a propósito, aunque sé que más bien y estrictamente, debería considerarse un libro de viajes.

¿Pero qué es el Quijote, la novela de las novelas, sino un grandísimo libro de viajes?

¿Y qué decir de los protagonistas de esta historia, Nemesio y Saturnino, Saturnino y Nemesio, dos quijotes o dos sanchos, indistintamente, que como Alonso Quijano acaban conociendo el mar, asomados al Mediterráneo? Protagonistas a su pesar de un viaje que no desean y en unas circunstancias que les aterran.

Porque estamos hablando de la Guerra Civil, ese episodio de nuestra Historia que aún hoy, pasados casi 90 años desde su inicio, marca definitivamente nuestro proceder como país y nuestras derivas.

“El viaje de mi padre” es un corolario dentro de la narrativa de Julio Llamazares porque toca tres de las cuestiones por las que más se le identifica, como son la memoria, los viajes y el abandono de la España rural.

Pero, además, “El viaje de mi padre”, en realidad son dos viajes, que a lo largo de las páginas del libro se van ensamblando y disociando como en un extraño juego de espejos y que nos van a ir mostrando la verdad de dos Españas, que tal vez no sean las del poeta Antonio Machado, pero que, de igual modo, nos pueden dejar helado el corazón.

El primero de ellos, el que justifica el libro, es el viaje de dos jóvenes que aún no han cumplido la mayoría de edad, integrados como radiotelegrafistas en uno de los dos ejércitos contendientes, a una de las más cruentas batallas de la guerra, la de Teruel, en el invierno entre 1937 y 1938.

El segundo viaje es el del narrador. Es, sin duda, un homenaje hacia su padre, pero también a todos los hombres y mujeres, de un bando u otro, que perdieron esa guerra. Pero no solo. Es además y sobre todo un viaje hacia la memoria. El propio autor se lamenta en diferentes partes del libro de no haber escuchado a su padre con la atención precisa cuando debía haberlo hecho. Algo que, por otra parte, nos ocurre a la mayoría.

De ahí que nuestra memoria, deudora de silencios, esa que anhelamos recuperar, se haya ido cosiendo, como la del narrador, con hilvanes de verdades y de conjeturas.

Como si de pronto Telémaco se pusiera a contar el viaje de su padre, Odiseo, a la Guerra de Troya, Julio Llamazares va a debatirse en esa niebla existente entre ambos extremos, la verdad y la conjetura, a lo largo de todo el libro. Y de ello nos hará partícipes a todos sus lectores para que, al final, con dudas o sin ellas o envueltos en el misterio, y en una muestra de verdadera memoria colectiva, en las estribaciones de la Collada, de Peña Negra y de Peña Morquera, a las afueras de La Matica, en lo que fue el límite del Frente Norte, cada uno de los lectores del libro podamos decir también…

… “Fui y volví”.

 

jueves, 9 de octubre de 2025

Lo que se queda en el tintero


Me entero hace unos días de que a Gallego y Rey, los excelsos dibujantes de viñetas del diario "El Mundo"(para mi lo mejor que había ahí a gran distancia), la dirección de ese periódico se los ha cargado después de un montón de años.
Supongo que es algo que ocurre casi todos los días, aunque pienses que eso jamás te va a tocar a ti. No vamos a ponernos a discutir por una miserable cartita de despido el derecho que tiene un patrón a organizar y reorganizar sus medios de producción.

Pero de pronto pienso, ¡caramba!, si a ellos no es a los únicos que les pasa una cosa así. Más o menos en las mismas fechas, y salvando todas las distancias que podamos imaginar, al pequeño, pero digno, grupo de trabajo de memoria colectiva en el que estoy inmerso le ha pasado lo mismo, mismito.

Diez años, diez (por lo menos), se ha tirado ese grupete publicando mes a mes (hagan un cálculo) un artículo en un diario digital (de cuyo nombre no me voy a acordar) divulgando temas relacionados con la memoria de Cantabria, esa en la que casi nadie reparaba (salvo algún que otro ilustre ejemplo previo) hasta que empezamos, o proseguimos. Cada artículo, algunos más y otros menos, implicaba a varias personas en su investigación, en su redacción y en su corrección. Y todo eso gratis, señores, gratis. Por amor al arte o por militancia (ahora llámennos intrusos, que está muy de moda), porque ninguno tenemos carnet ni título de periodista. Tenemos otros, pero no ese.
Y cuando digo gratis, es gratis. Nada hemos pedido en estos diez años, más allá de que se pudiera conocer el fruto de nuestro trabajo. Bueno, sí, una cosa pedimos: una clave o una suscripción para el grupo con el objeto de poder leer los comentarios de los lectores a nuestros artículos. Se nos contestó de forma irónica y cicatera, confundiendo al grupo con los componentes del grupo: ¡Qué raro! ¿Cómo es posible que nadie seáis suscriptores de nuestro periódico? Y la petición no se nos concedió.
Ciertamente este episodio tendría que haber sido suficiente para mandar al carajo al director y a toda su redacción, pero qué le vamos a hacer, somos así de majos, elegantes y buena gente.

He de reconocer que al principio, hace diez años, cuando ellos nos necesitaban, todo eran buenas palabras, amor y simpatía. Incluso nos hicieron un reportaje. Luego con el tiempo apareció Mister Hyde. Y recibimos insufribles regañinas por cómo enviábamos los artículos o porque faltaban subtítulos o vaya usted a saber. O los ponían ellos para hacerlos más vendibles, es un suponer. Lo cual nos hizo interiorizar algo que, en realidad, ya sabíamos: Los intereses del periódico y nuestros intereses distaban muchísimo de ser los mismos.
Aún así seguimos. A pesar de que íbamos contemplando con paciencia budista cómo al caballo de la Memoria Histórica se iban subiendo un montón de jinetes. De hecho el director del periódico debió poner en ello, a juzgar por la cantidad de noticias y artículos sobre el tema que aparecían en el medio, a todos sus escribanos como si no hubiera un mañana o como si todo fuera un ayer. Demasiados cachorros a mamar de la misma teta. 
Así que pasó lo que tenía que pasar. No hace mucho nos llegó un comunicado frío como hielo del Everest, a pesar de las apariencias, en el cual se prescindía de los servicios de este grupo de trabajo. No se aducían razones, porque las cuestiones personales que se esgrimían, aparte de estar fuera de lugar, no vienen al caso, y lo que es peor, nos decían que esperaban que supiéramos agradecer la plataforma nacional que habíamos tenido durante estos años, lo cual indica dos cosas. La primera, ya dicha, sus intereses y los nuestros no cuadran ni lo más mínimo y la segunda, aparte de desagradecimiento, manifiesta una soberbia de campeón mundial.

Y volvemos al principio. A Gallego y Rey les han echado de El Mundo y supongo que, como asalariados, habrán tenido un finiquito (sería lo esperable), lo cual no compensa el prurito profesional probablemente, pero ahí está. Es una lógica empresarial. A mi grupo también le han echado con la mismísima lógica empresarial. Sin finiquito, por supuesto, y lo que es peor, sin reconocimiento de ninguna clase.
Pero eso sí, los que nos han largado a nosotros, muy progres ellos, van de superguais.   

"Me lo decía mi abuelito, me lo decía mi papá..." 


miércoles, 8 de octubre de 2025

La casa de un poeta

En la hermosa ciudad de Módica, al sureste de Sicilia, se encuentra la casa en la que nació Salvatore Quasimodo, poeta atravesado por un rayo de luz, que una vez obtuvo el Premio Nobel.



Isla de Ulises

Detenida está la antigua voz.
Oigo resonancias efímeras,
olvido de noche llena
en el agua estrellada.

Del fuego celeste
nace la isla de Ulises.
Lentos ríos llevan árboles y cielos
en el estruendo de orillas lunares.

Las abejas, amada, nos aportan el oro:
tiempo de las mutaciones, secreto.

                                                     Salvatore Quasimodo 


viernes, 3 de octubre de 2025

Piratas, bucaneros, corsarios y filibusteros


Elijan el término que prefieran
porque anoche retransmitieron por televisión
un abordaje en toda regla.
Elijan el término más justo que les parezca
porque injusto es el mundo,
como otros mundos de otros siglos,
que nos está tocando padecer.
Elijan el obenque, la cangreja, el mastelero
o, si lo desean, escojan de la nave la escotilla
por la que observar cómo la humanidad,
sin remedio ni valor, ni flotilla que la flote,
se enreda y se va marchando a pique.
 
 

miércoles, 1 de octubre de 2025

Sicilia

                                                                          Caccamo. Sicilia.


Regreso de Sicilia con las pilas cargadas más o menos, pero con muchos deberes y unas cuantas encrucijadas. Para colmo la entrada ha traído alguna que otra amargura, aunque de las que se me antojan subsanables a poco que haya empeño. Y en eso voy a estar. Por de pronto he decidido desengancharme de ciertas redes en las que sin darte apenas cuenta acabas atrapado como vulgar sardina. No quiero ser entretenimiento vacuo de nadie ni pasearme por vidas y por opiniones de personas que no conozco y que realmente no me interesan casi nada. Los que me importan y a los que yo intereso seguro que, a poco que se esfuercen, van a saber encontrarme.
Solamente voy a mantener esta nube porque la quiero mucho y porque, como yo, está pasada de moda. Al fin y al cabo es como una isla. Como Sicilia, hermosa, terrible y repleta de contrastes. O como alguien como el que esto escribe, asomado a este balcón.

Un susurro de abejas que sonaban


Es cierto que hemos cantado "A cántaros" cada vez que hemos podido, con esa conciencia de que hay que combatir las sequías pertinaces, sobre todo cuando éstas condenan todo lo que ha de vivir. Es cierto que aún tiene que llover mucho. Otra vez. Y más en estos tiempos.  Es cierto que a los deseos hay que ayudarlos para que florezcan.
A punto de subirme a un avión que regresa leo que Pablo Guerrero se ha muerto. Y entonces recuerdo, casi de forma automática, que tiene que llover y que yo estaba escuchando en una cinta de casette la canción "Para huir de la muerte", mientras llovía mucho, mucho, mucho, también en mi pueblo, cuando las inundaciones de Bilbao. Una vez le escuché cantar en directo en un bar y por algún sitio tengo un libro de poemas suyo dedicado que me regalaron unos amigos. Todo eso recordé. Pero sobre todo, la memoria es así, lo que se me vino a la cabeza antes que ninguna otra cosa fueron los primeros compases de "Pepe Rodríguez, el de la barba en flor". Como un susurro de abejas que sonaban.


martes, 16 de septiembre de 2025

¿Deporte viene de deportar?

La UCI (Unión Ciclista Internacional) se descolgaba ayer, como si fuera una novia despechada, afirmando que era dudoso que España pudiera organizar grandes eventos, deportivos y supongo que no deportivos, a la vista de los acontecimientos que han apagado las luces del final de la Vuelta Ciclista.

Pero también hablaba con ferocidad de que el gobierno español ha mezclado la política con el deporte, como si eso fuera un anatema.

Pero la UCI, como la mayoría de las grandes corporaciones deportivas (por no decir todas) es un negocio. Un negocio que, sobre todo, y por encima de los deportistas, esos peones, alimenta a una infinidad de directivos. Esos mismos, que desde Comités Olímpicos, UEFAs,  FIFAs, FIBAs, Fórmulas uno y demás no tienen empacho alguno en mezclar lo que haya que mezclar, y cerner lo que haya que cerner por amasar lo que haya que amasar, con tal de obtener los altos réditos necesarios y oportunos.

Por ejemplo, trasladar partidos de fútbol a Miami y olimpiadas a países donde dictadores con chilaba controlan con mano férrea a sus nacionales y untan con petrodólares a dirigentes sin escrúpulos. Debe ser que hay sátrapas de primera división y también de tercera regional.

Y estos sepulcros blanqueados son los que se atreven a hablar de Derechos Humanos mientras se pasean en coche con fascistas o con el propio diablo si llevara consigo talonario.

Otro día, si quieren, hablamos de festivales de canciones chorras.  

 

lunes, 15 de septiembre de 2025

Dos niños que miran


 DOS NIÑOS QUE MIRAN

Si eliminásemos de los mapas las distancias
y borrásemos las líneas rectas
y los colores hechos con tintas de artificio
y las capitales de provincia
y las capitanías generales. 

Si nadie santificara las santas alianzas
y las ejecutivas.

Si nadie tomara posesión de
y en nombre de
y los ogros no habitaran las oficinas.

Si no tomásemos el nombre
del hombre en vano
y se congelaran los cuarteles
en el más terrible invierno...

                                                      Mariano Calvo Haya

domingo, 14 de septiembre de 2025

sábado, 13 de septiembre de 2025

Muchas formas de matar

Decía Bertolt Brecht que “hay muchas formas de matar”, a lo que se puede añadir aquello de que tan asesino es el que dispara como el que justifica, ordena o incita a hacerlo. De hecho, en el ordenamiento jurídico, probablemente en todo el mundo, existe la figura del autor intelectual de un delito.

Desde ese punto de vista todos los que se rasgan las vestiduras, lloran y crujen dientes, o bien llaman miserables desde tribunas mediáticas a quienes no se rasgan la ropa, ni se lamentan ni rechinan sus molares por la muerte de un tal Charlie en un campus de Yankilandia, deberían dejar la primera piedra en el suelo antes de arrojarla.

No, el muerto no era solo un brillante debatiente, que tal vez. Era un autor intelectual que defendía la posesión y el uso de armas en un país que no necesita gasolina para prender el fuego. Un claro ejemplo de los personajes, demasiados hay, que a hierro matan y a hierro mueren.  

viernes, 12 de septiembre de 2025

Flotar cuando todo se hunde


 Es poco, pero permanecer insensible es menos.

jueves, 11 de septiembre de 2025

Patio 29




 11 de septiembre. Chile. La memoria andante.



miércoles, 10 de septiembre de 2025

Hilos


Hay hilos de extrañas procedencias, hilos que remontan siglos, hilos que zarandean los vientos, hilos que ya no están pero que merecerían el hueco que siempre ocupan.

Hay hilos que, a veces, se anudan y se reanudan.

Hilos.

La llamada que no cesa.


Desde hace unos días, desde la ventana de casa, escucho de forma repetida el canto característico del Pito Real o Pito Ibérico, ese vecino. Siempre se sitúa en el mismo lugar, y desde ahí parece como si llamara nuestra atención. Todos los días dejo lo que esté haciendo y agarro la cámara. Intento llegar sigilosamente a un lugar en que pueda captar su imagen lo mejor posible. Y todos los días, en un juego que ya se repite demasiado, el bicho se aleja volando como alma que se lleva el diablo. Y juraría, sin temor a equivocarme, que se parte de risa mientras yo apuro como puedo mi antídoto contra la frustración.


martes, 9 de septiembre de 2025

Cien años menos ayer y otros días



Ángel González nació en 1925.
Hace tres días se cumplieron cien años.
De 1982 es un libro de la Editorial Cátedra que me acompañó durante mucho tiempo, guardado en la mochila, por unas cuantas montañas. 
Su título: "Poemas".
Así, sencillamente.
En 1961, en una colección llamada "Colliure" -no por nada-, José María Castellet publicó un libro del poeta que se titulaba "sin esperanza, con convencimiento".
En 2001, en Ciudad de México, en una librería llamada "Porrúa" encontré dos ejemplares.
En su portada me miraba un rostro desconocido, lampiño, familiar...
Al abrirlo, entonces y HOY, lo primero que me aparece es el porvenir:

Te llaman porvenir 
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
... Mañana!
                         Y mañana será otro día tranquilo,
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.  


sábado, 6 de septiembre de 2025

Mirar la tierra


Mirar la tierra,
como un espejo en el que te miras
y por el que ves pasar todos los rostros
que has sido.
Mirar la tierra,
asirla,
acariciar con los ojos cada palmo,
cada brote, 
cada espiga.
Mirar la tierra
y reconocerte
entre sus infinitas criaturas.