Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 24 de julio de 2024

Mayall


Cuando aquí 

nos debatíamos 

entre gavilanes 

y palomas

o entre truhanes

que se creían señores,

al fondo estaba,

para nuestra fortuna,

John Mayall.



martes, 23 de julio de 2024

La conversación


Es de suponer que nadie los ha presentado, aunque él la llama lepidóptero, que suena mal, como  tilonorrinco o espiritrompa en la novela de Manuel Rivas, pero que en realidad significa "alas con escamas". Esas mismas escamas que cubren las alas de las mariposas y que conforman los caprichosos dibujos y colores que otorgan su belleza y que también, muchas veces son su perdición.
Probablemente ella le llama a él, por continuar con las ironías de la taxonomía, sapiens sapiens, con no menos desdén por ser término falso, engolado y por demás reiterativo.
Pero ahí están, estableciendo contacto. Y vaya usted a saber por donde continúa la conversación, puesto que ninguno de los dos pretende desvelar sus secretos ni explicar sus filias para llegar a este momento. Solo se sabe que luego ella vuela tan ligera como el aire buscando mejores flores y él, que no vuela, y ese es su despecho, también se aleja mascullando lo que ha de convertirse con el tiempo en un leve recuerdo, en busca de "desfacer" algún entuerto, seguro, y de otras maravillas.

lunes, 15 de julio de 2024

El pérfido Jon


Reconozco que leí algo de su poesía hace muchos años, cuando retomé con furor el deseo de conocer a los nuevos poetas que cuajaban entonces, más allá de las hornadas clásicas y aquellas posteriores a la guerra civil que menudeaban en oscuros callejones entre la irrelevancia y la clandestinidad, o aquellos otros que palidecían en las últimas páginas de los libros de literatura de C.O.U.

Eran los tiempos de aquello que se dio en llamar “nueva sentimentalidad”, o también, con más arraigo, “poesía de la experiencia”. Allí, en la nómina de sus promotores aparecía, no sé si voluntariamente o no, este vasco con pinta de grandullón que, según decían, se había iniciado al lado de gente de reconocida solvencia poética como Bernardo Atxaga o Joseba Sarrionandia. Ahora mismo tengo dudas sobre la razón, ingenua, con total seguridad, por la que me enganchó la poesía de alguien al que yo le otorgaba una supuesta relevancia indómita.

Evidentemente me equivoqué. Al menos en parte. Si el término “indómito” (que no puede ser domado) tiene cierta familiaridad con la expresión “tirarse al monte”, entonces, en su deriva personal y política, es lo más destacable de alguien, y no es el único, que recorre con alegría y dádivas recibidas en su alforja todo el arco ideológico.

Decía que no es el único que ha circulado por esa vía denigrante, pero desde luego ninguno, al menos que yo sepa, lo ha hecho con su clamorosa mala baba. Llamar “perrillas” a unas ministras del gobierno o, en su defecto a cualquier mujer,  es, además de ruin y propio de machirulos, una más de las malas formas que va acuñando en su peregrinaje y en su insania.

El que esto escribe ya sabe “por experiencia” que, en eso de la poesía, como en cualquier otro orden de la vida probablemente, no siempre acompaña el don de ser buena gente con la facultad brillante de la escritura, pero aún tiene la capacidad de preferir el primero de los talentos enumerados, y también de indignarse cuando el uno no acompaña al otro. Así que se va a permitir terminar con unos pocos versos del poema “Arrieros somos”, escrito por el montaraz protagonista de este texto cuando aún no se le notaba tanto. No merece más:

Oráculo invocado, respondía:

Un poco más y ya no la verás,

pues cada cual tendrá su merecido

y tú bien merecido lo tendrás.

 

La Podadora


Si no fuera porque la podadora, encaramada al vértice de la tierra, lejos de dormirse en los laureles, los asea y les hace la raya al medio, bien pareciera que estuviese cercenando el hilo que une al globo solar con el planeta que nos cobija.
Entonces, si eso ocurriera, la pregunta sería: ¿Quién vagará en la negritud del Universo por los infinitos de los infinitos? 


viernes, 12 de julio de 2024

Contra la concordia


Me van a disculpar, pero no cabía otro título para la nota final de este ensayo. Escribo estas líneas mientras los herederos políticos de los victimarios franquistas amenazan con derogar las leyes de memoria democrática vigentes en varias comunidades autónomas -en Aragón ya lo han hecho- para sustituirlas  por unas presuntas leyes de concordia -como si recuperar los restos de un desaparecido fuera sembrar discordia-. No es más que la materialización de un deseo encarnizado por perpetuar la violencia, por seguir amparando el crimen, por mantener las fosas cerradas y los cuerpos fusilados bajo tierra. Incluso esos textos normativos sitúan el conflicto originario en 1931, porque sus impulsores son incapaces de disimular que entienden la democracia como una provocación y que empatizan con la rabia homicida de quienes se levantaron en armas contra la II República. Es sintomático, por otro lado, que a casi cien años del golpe de Estado, sigan nuestras circunstancias materiales, en grandísima parte, determinadas por la condición de derrotados o vencedores a la que se adscribieron nuestras familias, partiendo de la obviedad de que ambas no son categorías equiparables. Porque, evidentemente, para ser demócrata hay que ser antifascista.

Por eso, en el "país de la anomalía", del crimen perfecto, hablar de concordia sin reparación y justicia para las víctimas es pretender imponer el silencio de nuevo. Las fórmulas de la transición ya no caben. El proceso de recuperación de la memoria democrática de este país es imparable. No se puede decretar el olvido a una generación que ha excavado la tierra para acariciar los huesos derramados de los suyos. Puede que, nuevamente, nos dejen sin presupuesto, para que no podamos seguir haciendo memoria desde las instituciones, pero se han equivocado si creen que así se nos detiene. Venimos de una genealogía que salió adelante con la única fuerza de sus manos: somos las bisnietas de los fusilados, las nietas de las planchadoras, las descendientes de toda una estirpe de brujas y muertas de hambre que, a pesar de todo y contra todos, insospechadamente, siguió avanzando hasta traernos al mundo. Así que, por mucho que ladren, ni nos vamos a olvidar de dónde venimos nosotras, ni de dónde vienen ellos.

Esther López Barceló.
El arte de invocar la memoria. Anatomía de una herida abierta.
Barlin Libros. Colección Paisaje.   

jueves, 11 de julio de 2024

Nubes acuáticas


El orbe está hecho al revés. 
Por eso la insignificancia del engreído
domina el mundo y arrastra 
la muerte,
la infamia
y el dolor
tras de sí.

Somos, nada más,
como nubes acuáticas.
El ideal platónico,
la mirada errónea
con la que nos mentimos.

                                                              MCH
 

domingo, 7 de julio de 2024

viernes, 5 de julio de 2024

El pasado


El pasado empieza cuando, entre las señales
que el tiempo abandona en el rostro desconocido
de algún transeúnte al paso, crees adivinar el recuerdo
del lejano compinche de pupitre
o del triste y primaveral amor casi olvidado.

Entonces un aire nostálgico envuelve
en círculos concéntricos los años y la vida;
y el pasado te saluda como un compañero de viaje,
temible y burlón, mientras observas que el viento de la edad
sacude sin piedad también tu gesto frente al espejo. 

                                                 MCH


miércoles, 3 de julio de 2024

Aves de Chile: Carpintero



La primera vez que viajé a Chile tuve un encuentro bastante sorpresivo con este pájaro carpintero (Campephilus magellanicus) que narré hace tiempo en otra nube  https://lanubeenlaboca.blogspot.com/2020/07/espinitas-en-el-corazon.html
En esta ocasión he de decir que me desquité ya que el avistamiento fue mucho más tranquilo y pude hacer unas cuantas fotografías tanto al macho (cabeza roja) como a la hembra. Sin duda fueron unos momentos, que para un aficionado a la observación de aves, justifican tantas y tantas "decepciones", si se pueden llamar así a algunas efímeras contemplaciones, tan cercanas a los ensueños, que nos acontecen tantas veces.

martes, 2 de julio de 2024

Arqueología

 




En cuestión de un par de semanas he tenido la oportunidad de visitar los museos arqueológicos de Les Eyzies-de-Tayac y de Santander. Además de maravillarme en ambos lugares con el legado de nuestros antepasados, he podido comprobar la capacidad del ser humano para el arte desde tiempos remotos, cuando las tendencias y los estilos no tenían demasiada importancia, no existían probablemente los marchantes ni los críticos y las galerías eran otra cosa. 





jueves, 27 de junio de 2024

Los bloques de hielo


-Aquella noche hacía mucho calor- contaba antaño Hatten, el copista. Mucho calor. Fue en París. Yo no lograba conciliar el sueño. Bien entrada la noche oí, allá abajo, las herraduras de un caballo tintineando contra el adoquinado, muy lentamente. Era como un redoble de campanas. Aquel paso era tan pesado, tan sonoro, que me disoció del sueño sin despertarme completamente. Me levanté, acalorado, me asomé a la ventana abierta. Era el vendedor de bloques de hielo que viene del pueblo de Saint Denis, que atraviesa París con su carreta y reparte un poco de frescor del mundo cuando el tiempo es árido. Ese lento y bello transporte de bloques de nieve amontonada al fondo de canteras de yeso en la noche canicular. Volví a acostarme. Cerré los ojos. Con los ojos cerrados, anticipé el ruido de las ruedas de la carreta con su círculo de metal que traqueteaban sobre el adoquinado, que rechinaban al detenerse ante una puerta, ante un golpe brusco en el batiente de madera. ante un breve grito, ante un nombre apenas exhalado, para distribuir a las cocinas, para refrescar los baúles de las verduras y las carnes suspendidas en el techo. Era el ruido de una puerta que chirría al abrirse. Era un movimiento progresivo, más lento aún que cualquier marcha fúnebre. Era una procesión que no lograría llegar hasta la muerte o que la superaría por mucho. Finalmente, aquella extraña progresión tan arrítmica se apagó en la noche. Volví a dormirme. Luego, de repente, me desperté. Aquel viaje nocturno se había compuesto y cifrado en mi alma. Encendí la vela y ya sólo tuve que trascribirlo. Hasta que llegó el alba estuve poniendo a toda velocidad mis pequeñas motas negras sobre el pentagrama.

Pascal Quignard.
El amor el mar.
Traducción de Ignacio Vidal Folch.
Galaxia Gutenberg.   

domingo, 23 de junio de 2024

Bosque

 

Somos también
la madera y la niebla,
los vestigios del moho,
xilófagos y muérdago de los druidas,
el espeso follaje derrotado
a los pies de los gigantes,
el constante renacer.
Troncos, tal vez, del mismo bosque.
Mas nosotros no sacudimos
al árbol que agoniza.
Urdimos el tiempo
y dejamos que la fruta podrida
caiga sola.

                                       MCH

miércoles, 19 de junio de 2024

Las dos lectoras


Al abrir un libro has de hacerlo con esmero porque, del cofre que son sus páginas, pueden escaparse viajes maravillosos y peripecias sin igual. No dudes sin embargo que habrá también malandrines y truhanes, advenedizos, falsarios, diletantes, serviles o malvados de toda condición. Pero habrá además magos ingeniosos, músicos de la legua, trotamundos de mente abierta que contagian el ímpetu y sus deseos de conocer más y quizá alguna que otra receta para guisar a fuego lento ese prodigio que algunos llaman libertad.
Al abrir un libro has de tener cuidado porque a veces se escabullen entre los barrotes de sus líneas las melodías del viento, los aromas de la selva y el rumor de las olas lentas que llegan a las islas del tesoro.
Incluso, si no actúas con diligencia, al abrirlo, se puede evadir una mariposa entrometida que, sin venir al cuento, se ponga a leer contigo.

viernes, 14 de junio de 2024

Pon


Aunque pueda parecer otra cosa por la imagen, el peligro no viene siempre de arriba. También existe el fuego amigo. Pero amigo, amigo.
No obstante, y por si acaso, tal como cantaba el grupo Aguaviva hace muchos años, "pon tu cuerpo a tierra, pon". 

  

jueves, 13 de junio de 2024

¿Quién teme a Francisco Franco?


Para el memorialismo, surja de la acción civil o del debate parlamentario, el patrimonio incómodo susceptible de recibir protección y de ser puesto en valor se circunscribe, casi por sistema, a la topografía del terror. Esta le interesa porque le sirve para destapar lo que el régimen totalitario o dictatorial de turno mantenía oculto, mientras que en el aparato monumental de la victoria no alcanza a ver sino lo que el poder quería mostrar. Walter Benjamin tenía razón cuando decía que "la memoria se asemeja a los rayos ultravioleta capaces de detectar aspectos nunca vistos de la realidad". Al mirar con los ojos de las víctimas, la memoria histórica ve lo visible de lo invisible y lo invisible de los visible: la verdad de los lugares de horror y la falsedad de los lugares de humillación; suplicio y asesinato en los primeros y olvido premeditado (segunda muerte) en los segundos. La suya es una mirada reveladora y renovadora, como la de tantos movimientos que luchan por la dignificación y liberación de la infinidad de perdedores que el matadero de la historia y el huracán del progreso van dejando en la cuneta (minorías oprimidas, pueblos colonizados, cuerpos racializados), pero al igual que la de sus congéneres, la suya es asimismo una mirada interesadamente selectiva, unifocal, estrábica, polarizada, hemipléjica, onfaloscópica, por cuanto está supeditada a un "deber" inexcusable que suele nublarle la vista a consideraciones e intereses de otra naturaleza. A los no-patrimonios legados por las etapas históricas de mayor violencia política, los militantes de la memoria no acuden en primera instancia a buscar la "instrucción y emancipación" de todos, sino al resarcimiento terapeútico de los propios (de sus víctimas, tratando en primer lugar de liberarlas del negro pozo del olvido en que diferentes regímenes, de la dictadura a la democracia, las han ido hundiendo sucesivamente) y el reconocimiento luctuoso por parte de los otros (de cuantos a conciencia o por omisión han contribuido a perpetuar dicho olvido). Su propósito no es comprender el pasado, sino sacar a la plaza su injusticia y pedir ese mínimo de justicia o desagravio que el recuerdo y duelo públicos puedan brindarle, en la medida que simbolizan la aceptación colectiva de la significación del daño cometido. Justa causa, ciertamente, pero causa ex parte, a fin de cuentas, con un elevado riesgo de caer en el sectarismo, de pecar de maniqueísmo, de sucumbir al revanchismo, de incurrir en el simplismo, de excederse en el subjetivismo y de dejarse llevar por las emociones en detrimento de la razón. 

Daniel Rico.
¿Quién teme a Francisco Franco?. Memoria, patrimonio, democracia.
Nuevos Cuadernos Anagrama.



miércoles, 12 de junio de 2024

La espiral

Tras la difusión de los resultados de las elecciones europeas en España he comenzado a advertir diversas publicaciones de unos y de otros, en las cuales los partidos y coaliciones más relevantes situados en lo que se ha dado en llamar la izquierda a la izquierda de los socialdemócratas se tiran los trastos a la cabeza sin contemplaciones, en un alarde de resentimiento que debiera tener, sin duda, destinos más útiles y oportunos.

Tal vez sean más aquellas que proclaman la necesidad de aprendizaje de los errores para no volver a repetirlos, pero aquellas a las que me he referido en primer lugar son tan estentóreas y sonrojantes que se añaden como parásitos a todas las que nos tiene acostumbrada esta nueva y miserable política de insultos y mamporrazos.

Particularmente me ha provocado malestar hasta el vómito un libelo con el que he tenido la mala suerte de tropezar, firmado por un tal Willy Veleta (y pongo su nombre aun a riesgo de que alguien tenga la tentación de buscar en el universo digital semejante bodrio), en el que pone a caldo infecto a muchos de aquellos con los que irremediablemente los teóricamente suyos van a encontrarse en innumerables concentraciones y manifestaciones para defender los mismos objetivos, en el afán de conseguir ese mantra sobado de “mejorar la vida de la gente”; frase que se pronuncia tantas veces que poco a poco y desgraciadamente va perdiendo su verdadero significado.

No hay mucho más que decir cuando las espadas están en alto y la espiral lleva a que cada cual se refugie en su propio caparazón de rencor e incapacidad de reconocimiento de errores propios, como si estuviéramos hablando de hinchas futboleros o de "barras bravas". Pero que quede claro que, salvo milagro o inteligencia, lo que espera al final del camino es la irrelevancia del caracol. Ni los unos suman ni los otros pueden. 

lunes, 10 de junio de 2024

Cita con Irish

Que el camino se eleve para salir a vuestro encuentro,
que el viento siempre sople por detrás
y que el sol os acaricie la cara.
Y que lleguéis al cielo diez minutos antes
de que el diablo sepa que habéis muerto.

                                    Bendición irlandesa.

Alice McDermott.
En bodas y entierros.
Tusquets.


jueves, 6 de junio de 2024

Aves de Chile: Rayador





 

El Rayador (Rinchops niger), también llamado Pico Tijera por motivos obvios o Cortamar es, quizá, el ave que más me llamó la atención porque no le conocía y también por su aspecto y por sus hábitos. Acostumbra a alimentarse volando a ras del mar introduciendo la parte inferior de su pico, a manera de cuchara, en el agua, como si rayara el mar o lo cortara.
Tuve la ocasión de contemplar sus evoluciones en dos lugares diferentes de Chile, en la bahía de Punta Arenas, a la orilla del estrecho de Magallanes, y en la Playa Marbella, en los alrededores de la ciudad de San Antonio. Al lado de la playa, por cierto, se encuentra en estado de completa ruina un balneario que la temible dictadura de Pinochet utilizó como campo de concentración y, muy cerca, el centro de detención, tortura y exterminio de Tejas Verdes. 

miércoles, 5 de junio de 2024

martes, 4 de junio de 2024

Autorretrato de sombras con colibrí


El revólver
tiene forma de colibrí
dispuesto a libar
en el cáliz
del entendimiento.
Mas todo es sombra
de lo que no fue:
El revolver,
el colibrí,
la flor.

                                             MCH