Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

sábado, 8 de febrero de 2025

Bandericas



Luis Melgarejo.
Los poemas del bloqueo.
Cuadernos del Vigía.


martes, 4 de febrero de 2025

Lo inútil

 


No se trata de eludir neciamente la responsabilidad por las cuentas que no cuadran. Pero tampoco es posible ignorar la sistemática destrucción de toda forma de humanidad y solidaridad: los bancos y los acreedores reclaman implacablemente, como Shylock en El mercader de Venecia, la libra de carne viva se quien no puede restituir la deuda. Así, con crueldad, muchas empresas (que se han aprovechado durante décadas de la privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas) despiden a los trabajadores, mientras los gobiernos suprimen los empleos, la enseñanza, la asistencia social a los discapacitados y la sanidad pública. El derecho a tener derechos -para retomar un importante ensayo de Stefano Rodotà, cuyo título evoca una frase de Hannah Arendt- queda, de hecho, sometido a la hegemonía del mercado, con el riesgo progresivo de eliminar cualquier forma de respeto por la persona. Transformando a los hombres en mercancías y dinero, este perverso mecanismo económico ha dado vida a un monstruo, sin patria y sin piedad, que acabará negando también a las futuras generaciones toda forma de esperanza.
Los hipócritas esfuerzos para conjurar la salida de Grecia de Europa -pero las mismas reflexiones podrían valer para Italia o España- son fruto de un cínico cálculo (el precio a pagar sería aún mayor que el supuesto por el frustrado reembolso de la deuda misma) y no de una auténtica cultura política fundada en la idea de que Europa sería inconcebible sin Grecia porque los saberes occidentales hunden sus remotas raíces en la lengua y la civilización griegas. ¿Acaso las deudas contraídas con los bancos y las finanzas pueden tener fuerza suficiente para cancelar de un solo plumazo las más importantes deudas que, en el curso de los siglos, hemos contraído con quienes nos han hecho el regalo de un extraordinario patrimonio artístico y literario, musical y filosófico, científico y arquitectónico?
En este brutal contexto, la utilidad de los saberes inútiles se contrapone radicalmente a la utilidad dominante que, en nombre de un exclusivo interés económico, mata de forma progresiva la memoria del pasado, las disciplinas humanísticas, las lenguas clásicas, la enseñanza, la libre investigación, la fantasía, el arte, el pensamiento crítico y el horizonte civil que debería inspirar toda actividad humana. En el universo del utilitarismo, en efecto, un martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía, una llave inglesa más que un cuadro: porque es fácil hacerse cargo de la eficacia de un utensilio mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué pueden servir la música, la literatura o el arte.

Nuccio Ordine.
La utilidad de lo inútil. Manifiesto.
Acantilado. 

jueves, 30 de enero de 2025

Laurisilva







He tenido la oportunidad de conocer un bosque de laurisilva en mi visita a La Gomera. También he tenido la posibilidad y el placer de perderme -en modo figurado- en él. Y digo placer porque he sentido que me adentraba en algo parecido a una catedral de la naturaleza. Todos mis sentidos alerta: el silencio calmado que acentúa la niebla, los perpetuos colores, de los verdes a los pardos, el aroma de lo misterioso y de lo desconocido, el tacto de la madera y del musgo, el gusto por lo  agreste y por lo indómito que nos lleva siempre e inevitablemente a la fascinación por las maravillas. 

martes, 21 de enero de 2025

Un beso


Quizá nunca sea el momento exacto 
y siempre se cruce ante nosotros
el lugar de las confidencias
y de lo que antecede, las señales de lo vivido,
el naciente pálpito de que en todo 
se conjuga el verbo y la música ininterrumpida
de lo que existe y de lo que muere,
la presunción de lo que sucederá. 

Tal vez, el ojo humano jamás tenga la facultad de captar
en toda su extensión 
los significados,
las palabras,
las que se dicen y las que no,
el sentido de lo infinito
en un solo
y necesario
gesto.


                                                               MCH

jueves, 16 de enero de 2025

¿A dónde han ido todas las flores?


Ahora pretenderán convencernos de que los principales impulsores de una guerra, que no es guerra sino genocidio, son los idealistas de un alto el fuego y de una paz que no es paz sino opresión.
Una gran mayoría de medios de comunicación se ponen a ello con la dedicación de los lacayos.
Un presidente infecto que se va y otro, golpista y delincuente, que regresa. Y en el interín ambos compiten de nuevo para ver quién es el adalid más carnavalesco de una conciliación que es, en realidad, una bota pisando sobre la tierra que cubre a los muertos de su indecencia.
¿Y ahora qué será de ellos? ¿A dónde han ido todas las flores? ¿Serán un borrón más en la oscura historia del olvido?
¿La Corte Penal Internacional y los dirigentes del mundo, con sus palabras huecas, mirarán para otro lado? ¿Jamás reconocerán a los asesinos?

domingo, 12 de enero de 2025

Nos siguen crujiendo las cuadernas


Feliz cumpletodo, 
compañero,
donde quiera
que estés.

Que sepas
que aquí
nos siguen crujiendo
las cuadernas.

sábado, 11 de enero de 2025

Lágrimas


James Smithson nunca se casó, nunca tuvo hijos y, hasta donde llegan mis conocimientos, tampoco queridas. La única relación que tuvo fue un noviazgo con Louise Hodges, su prima, que tan pronto como hubo comenzado, concluyó. Cuando fue anunciada la ruptura y la flamante prometida rompió a llorar, para consolarla de este sinsabor James sacó el tubo de ensayo que siempre llevaba consigo y, recogiendo con sumo cuidado tres lágrimas, las observó en un microscopio y las sometió a un análisis químico.
En el humor lacrimal derramado por Miss Hodges, James Smithson identificó diversas sales minerales, entre las cuales figuraban el sodio, el cloro, el potasio, el calcio, el magnesio y una cantidad inesperada de fósforo, probablemente motivada por la amargura.
También descubrió que, al igual que los copos de nieve, cada lágrima poseía una arquitectura propia, determinada por la emoción. Las lágrimas de alegría eran romboidales, con ángulos agudos. Las lágrimas de tristeza, en cambio, adoptaban formas elípticas. Las lágrimas de aburrimiento, provocadas por un bostezo, al igual que las lágrimas basales derramadas de continuo para lubricar el ojo, se distinguían por su forma esferoidal.
Años más tarde, los estudios de Fourcroy confirmarían estos hallazgos.

Diego Vecchio.
La extinción de las especies.
Anagrama.    

 

miércoles, 8 de enero de 2025

Y no pensar en nada


 Y NO PENSAR EN NADA


Bendita eres tú, pereza,
porque estamos por que seas
presos del verso que reza
"Merece lo que deseas".
Eres la piedra de toque
de todo aquello por lo que
vale más que ser estar:
Un crepúsculo, un orgasmo,
o el metódico entusiasmo
con que el mar es siempre el mar.


Francisco Castaño.
Libro de las maldades.
Poesía Hiperión. 

martes, 7 de enero de 2025

El Paréntesis de Gutenberg


Escucho en la radio esta mañana la expresión "Paréntesis de Gutenberg". Es un término nuevo para mi que, de pronto, desata mi curiosidad, ya que un comentarista lo expresa relacionado con la ola de fanatismo de extrema derecha (por decirlo en infumables términos políticamente correctos) que invade el mundo. El periodista lo destaca al hilo de los porcentajes de jóvenes que manifiestan intenciones de voto parafascista. 

Me pongo a leer sobre la significación del concepto y descubro que los iniciadores de la idea consideran que los 500 años aproximados desde la invención de la imprenta hasta nuestros días no dejan de ser eso, un paréntesis, una isla, en el desarrollo (¿desarrollo?) del ser humano. Antes existió la oralidad como forma de comunicación y ahora volvemos a lo mismo con el auge de la tecnología de internet. Parece que el futuro que pintan es el de seres ágrafos e iliterarios con la inmediatez por bandera. O al menos es lo que entresaco. Lo cual no deja de traslucir un paisaje sumamente lúgubre a mi entender.

Que Don Johannes nos pille irredentos a los acumuladores de libros.  

sábado, 4 de enero de 2025

Gerda Taro o la manera de mirar


Tal vez empezaba a darse cuenta de que tenía un arma en la mano, por eso aquellas caminatas se iban convirtiendo, cada vez más, en un punto de fuga personal, una manera propia de asomarse al mundo, un poco asombrada todavía, quizá demasiado contradictoria. La manera de mirar es también la manera de pensar y de encarar la vida. Más que ninguna otra cosa deseaba aprender y cambiar. Era la ocasión perfecta para hacerlo, el instante en el que todo estaba por suceder, en que el rumbo de la vida todavía podía modificarse. Muchos meses después, en la alta madrugada de otro país, bajo el tableteo de las ametralladoras a cinco grados bajo cero, se acordaría de ese momento inicial cuando la felicidad era salir de caza y no matar al pájaro.

Susana Fortes
Esperando a Robert Capa.
Planeta.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Certidumbres


Supongo que son las incertidumbres realmente las que nos permiten caminar. Las que nos obligan. El ansia por conocer, por saber qué hay detrás de la oscuridad o del silencio. El final de un año y el comienzo del siguiente no deja de ser una convención de nuestros horizontes humanos. Una de las ficciones que necesitamos para no caer en fosos de dragones, que es lo mismo que el intento de solapar nuestros miedos, pero no nuestros recelos. Vamos caminando con ellos como quien navega solitario por el mar de las dudas.  

Desde tal punto de vista los deseos, y más los que se enumeran en estas fechas de frontera, no son otra cosa, me parece, que pequeños brindis al sol. No obstante, como yo también, por suerte, me veo acuciado por el pecado de incertidumbre, espero que la curiosidad por lo cercano y por lo infinito no nos abandone, que la perplejidad no nos confunda, que descubramos siempre a tiempo la faz de los que nos dañan, y también que no olvidemos nunca la cercanía de quienes nos quieren, los que están y los que se fueron, mientras intentamos encontrarlos en el recuerdo de las risas y los gestos de cuando estaban vivos.

Que aprendamos a perder y que ganar nos sirva de lección para no ser humillados ni humillar.

Y que si los vientos no son buenos...
Sean.
Y mientras tanto, que maese Nicola Matteis nos acompañe.
Y con él dancemos la Ciaccona las jornadas que nos queden.

    

sábado, 28 de diciembre de 2024

Sublevación


He de decir que me gustó veros. Ha pasado tanto tiempo que ya no somos los que fuimos, pero me gustó veros, hablar unos minutos, comprobar que todavía estamos, compartir un abrazo, un beso. Adentrarnos en la niebla y recuperar de algún modo, por unos instantes, los años en los que todavía éramos jóvenes y nos traspasaban las inquietudes y la extrañeza de lo que nos depararía ese tiempo que ya está aquí.
Me gustó veros, comprobar que la memoria, ese candil travieso y fugaz que a veces nos alumbra, todavía os distingue, aunque sea entre los pliegues del ahora, tal como erais entonces. Me gustó pensaros en ese escenario común que aúna de pronto, mágicamente, pasados y presentes.
Incluso me gustó en un primer momento el documental que nos concitaba. La emoción a la que es imposible ser inmune. La emoción con la que se tejen las leyendas. Luego ya no. Luego, mientras me alejaba de mi barrio y de mi juventud, todo empezó a ser tristeza de costuras desgarradas.
No, no es culpable el propósito bienintencionado de quienes construyeron la película porque los recuerdos no son suyos. Simplemente son recuerdos prestados.

Pero la memoria tiene esas cosas. Puede ser moneda de prestamista y también puede ser efímera, tenue, transitoria. O maleable y sumisa. A veces, muchas veces, se esconde detrás del miedo o del desdén. Puede incluso ser, en ocasiones, mezquina e inescrutable. La memoria tiene esas cosas, se traiciona a sí misma, aunque pueda, en algún trance, escribirse con renglones torcidos, descubrirse, filtrar lo hermoso con el cedazo de lo evidente. 

Así que solamente puedo deciros que os vi en carne y hueso de mis recuerdos. Entrando o saliendo del salón y del tiempo donde se proyectaba el documental, pero en el documental no estábamos. En el medio del mismo había una gran sima en la que se hundían generaciones y en la que tenazmente habitaba el olvido.     

viernes, 27 de diciembre de 2024

Aguafuertes


El suelo de la habitación empezó a temblar y las paredes se movieron como si estuvieran vivas y el retrato del rey de España se cayó de su sitio y se arrinconó con media majestad incólume entre dos tablones recién reventados y el caballo andaluz soltó un relincho de desesperación y saltó la cerca y se alejó al galope camino del desierto y las gallinas volaron enloquecidas hasta las ramas últimas del limonar y su criado Francisco cruzó la cocina revolviendo sartenes y gritando que había vuelto a llegar el fin del mundo. La estatua en escayola del Apolo  de Belvedere se rompió en tres pedazos y dejó al dios con el cuerpo cortado a medio muslo y el reloj francés de madera de nogal se terminó de desquiciar como un loco que se declara incurable y dio las siete horas tres veces seguidas y los papeles del escritorio salieron volando por la ventana y entonces Cristóbal Albricias soltó un suspiro de desconfianza, miró a Amparo Siroco a los ojos y le dijo siempre te he querido. Estaban desnudos bajo la manta blanca y ella le dijo yo a ti no siempre, pero las últimas dos semanas no pensé más que en ti cuando me toqué en mis pelos. Y renovaron su abrazo, indiferentes a las sacudidas del mundo que se caía de sí mismo, y las escaleras crujieron como pergaminos podridos y la lámpara de siete anillos de bronce y cristales de Venecia se derrumbó con grandeza operística de cachalote moribundo y les cayó a dos palmos de misericordia mientras ellos no dejaban de buscar su placer. Chúpame las tetas, dijo Amparo Siroco. Y se fueron al suelo el biombo japonés, la tabaquera de cedro de Bermuda y el florero de la dinastía Ming. Y ahora déjame que te monte, dijo Amparo Siroco. Ay, Cristóbal de mi vida, qué gloria de sexo tienes. Y se abrió en el suelo de la habitación una grieta con forma de cicatriz, y la cama se escoró como en tormenta de barco y el tazón de cacao que se había mantenido sobre la mesa en un milagro de terquedad sucumbió al desorden, perdió la posición y empapó la habitación entera de un olor cálido de desayuno de domingo. Maldita mi cabeza, dijo Cristóbal Albricias, que olvidé las guacamayas. Y salió de la cama con todo el cuerpo interrumpido y cambió el paso para esquivar las páginas revueltas de las Meditaciones de Marco Aurelio y cruzó los atascos de serrín que apenas le dejaban respirar y entró como mejor pudo en el cuarto de los inventos, pisoteó los mapas de las costas de Brasil y de las islas Filipinas que aún tenían la tinta fresca y sorteó los derrames de las botijas de agua de azahar con yerbas venenosas de las Indias portuguesas y abrió la jaula. Había estado enseñando a las guacamayas a decir maldiciones en español y ahora estaban gritando a la vez todo lo que habían aprendido. Maldecían los silencios del desierto, las putadas de la soledad, la carestía de la vida en el Perú y los sermones del arzobispo de Canterbury. Cuando volvió a su habitación vio a Amparo Siroco de pie ante él, con un cepillo de marfil en la mano. Boscosa y cobriza, le miró con una sonrisa de devastación. Si me va a tragar la tierra en cueros, dijo, que sea bien peinada.

Aguafuertes.
Jesús del Campo.
Ed. Acantilado.    

martes, 17 de diciembre de 2024

No pasarán


 

En Madrid, al comienzo de la Calle Toledo desde la Plaza Mayor, esta pancarta lucía con ánimo retador en los años duros del acoso a la ciudad por parte de las fuerzas golpistas.
En estos días la Calle Toledo era  solamente la antesala a un mercado navideño infestado de turistas y policías a caballo.
El "No Pasarán" servía entonces como aviso y admonición a los que querían hacerse con el poder derribando la democracia y, también, como fuerza moral para la población resistente.
Hoy ya no existe porque, evidentemente, pasaron.   

domingo, 15 de diciembre de 2024

Mariposas negras


Habrá que convenir que las mariposas negras tienen mayor capacidad que nosotros para discernir cuando toca tomar las de Villadiego ante la catástrofe.
Ayer por la noche pude ver una película diferente. De dibujos animados, pero con héroes de carne y hueso. O mejor dicho, de heroínas. 
Tres periplos que se entremezclan para conformar uno solo, el de la deriva de nuestra historia. Existencias engarzadas por el vuelo de las mariposas negras.
Lo que sucede en el metraje lo suponíamos, lo presentíamos, se encuentra en el corazón de lo que sabemos y de lo que desearíamos ignorar. Es el peregrinaje de tres mujeres desplazadas por el desastre del cambio climático en sus lugares de origen. Un factor que no existe en las justificaciones legales para la inmigración y las actas de refugiados y que, por tanto, se convierte en un limbo laberíntico para aquellos que se ven obligados a abandonar sus casas en contra de sus deseos, para acabar malamente, en el caso de la película, en París, en Nairobi y en Dubai. Tres historias que nos traen el reciente recuerdo de la Dana de Valencia y de los valencianos convertidos en refugiados en sus propias casas.
Yo sé que contemplar una película de estas características no va a transformar el alma de piedra de los que atosigan, amenazan y persiguen con sus prejuicios y su egoísmo sempiterno a las víctimas de nuestra incapacidad como especie. Pero es que la película no es para ellos. No les sirve.
Y una cuestión aparte. Hace unos pocos meses visité Omán, al sur de la Península Arábiga. En todo momento, durante la estancia, me preguntaba cuál sería la historia de tanta gente de Bangla Desh, de Pakistán y de la India que había por allí, cómo sería su vida en un país petrolífero y enormemente rico, qué les había empujado a desplazarse allí. Cada vida tiene su aliento y es imposible conocer las circunstancias de cada cual. Las preguntas siguen ahí, como mariposas negras revoloteando, pero ahora alguna de las respuestas ya la sé.   

sábado, 14 de diciembre de 2024

Humano


Que el ser humano tiene un alto concepto de sí mismo lo demuestra sin duda alguna el léxico.
Busco en el ordenador un sinónimo de la palabra "humano" para un texto en el que me encuentro enredado, y no deja de sorprenderme el resultante.
Vean:
Compasivo, caritativo, humanitario, misericordioso, piadoso, bienhechor, pío, sensible, tierno, sentimental, benigno, benévolo, bondadoso, bueno, generoso, magnánimo, afable, amable, obsequioso, agradable, indulgente, comprensivo, condescendiente y sensato.
Y seguro que habrá más, dada la capacidad de benevolencia (por utilizar uno de los términos) que tiene para ocultarse su ferocidad aquel capaz de aniquilar todo lo que tiene alrededor, incluyéndose a él (o ella) también. 


jueves, 12 de diciembre de 2024

Ai Weiwei










Había oído hablar de Ai Weiwei debido a su disidencia con el régimen chino, pero nunca había visto ningún trabajo de este polifacético artista. En estos días, en la muestra habilitada en el MUSAC de León, he tenido la oportunidad de cumplir con ello y de comprobar que su rebeldía quijotesca parece ir mucho más allá de lo que aparece de cuando en cuando en los medios de comunicación.
La turbadora y excelente exposición estará vigente hasta el 18 de mayo del próximo año. Si pasan por la ciudad de León antes de esa fecha no duden en acompañar su estancia con una visita a este inefable artista. No se arrepentirán.


lunes, 2 de diciembre de 2024

Santander


¿Cómo reconocerme, desde los altos cobijos obreros de la niñez, en una ciudad demediada, ajena, a ratos inhóspita?
¿Cómo descender por sus calles estrechas, entonces, hacia una mar avasallada e indefensa?
¿Cómo responder a lo que está oculto, a lo que se olvida, a la apariencia?
¿Cómo volver con ojos nuevos a lo que nunca existió? 

  

viernes, 29 de noviembre de 2024

Sonrisa de Sabines



Poema de Jaime Sabines.
Los cinco primeros versos de este poema los encontré hace muchos años estampados en una camiseta en el escaparate de una tienda en la Real de Guadalupe de San Cristóbal de las Casas.
No tengo la camiseta, pero el poema no lo he olvidado nunca. 
 

jueves, 21 de noviembre de 2024

Casa tomada


Existe una novela de Manuel Mujica Laínez titulada "La casa" y un cuento de Julio Cortázar, "Casa tomada", que, a pesar de sus diferencias de tratamiento, confluyen en la concesión de un protagonismo absoluto a sendas antiguas casonas coloniales. Ambas viviendas se sitúan en la ciudad de Buenos Aires y ambas, además, han tenido tiempos mejores.
En la primera narración es la voz de la propia casa la que relata su devenir, detallando el paso por ella de los diferentes habitantes a lo largo de los tiempos, en un maravilloso juego literario en el que, al menos en esta ocasión, "las paredes hablan", que el autor empleó también en algún otro de sus trabajos, como es el caso de "El escarabajo", una joya egipcia propiedad, creo recordar, de la reina Nefertiti que pasa de mano en mano y de geografía en geografía hasta nuestros días. 
En el relato de Cortázar, el otro argentino, se manifiesta una vuelta de tuerca en el ámbito de la residencia. La evolución, siendo temporal también, aunque en menor medida, registra una transformación fantasmal que afecta a los únicos propietarios, que verán poco a poco reducido su espacio habitacional en virtud de extraños fenómenos espectrales.

Me abstraigo en todo esto mientras doy un paseo matutino, observando cómo van deteriorándose a mi alrededor vetustas viviendas tradicionales y cómo, al tiempo, se levantan en su lugar chalets de todo tipo, más funcionales (probablemente más baratos) y, desde luego, con bastante menos gracia, en una extraña huida hacia adelante que amenaza con desarbolar cualquier vestigio de formas de vida antigua y de una parte de nuestra cultura, ahora despreciada, de la misma manera que desperdiciamos alegremente especies animales y vegetales condenadas a la extinción.
Pienso en ello, mientras observo al pasar las viejas ventanas carcomidas, tomadas las casas por una decrepitud que avanza a marchas forzadas, creyendo ver por un momento, como los personajes de Cortázar, tras sus cristales rotos las sombras de los que alguna vez las habitaron.