Que una carretera se suicide así, adentrándose en las profundidades de un pantano, no es otra cosa que un símbolo de la tristeza, la incapacidad del hombre para conservar su entorno o, tal vez, la demostración palpable de ese atrevimiento brutal que le obliga siempre a dejar su impronta en la naturaleza, y casi nunca para bien.
Recuerdo haber visto hace años una película que acaba aquí, en un paisaje parecido al lugar en el que empieza esta fotografía. Y de recuerdo en recuerdo, me acuerdo de la última vez que pasé por Riaño, a punto de ser anegado, con la gente deambulando entre las ruinas y los escombros de un pueblo que estaba en vísperas de ser eso, un paso perdido en la memoria, el aura de un fantasma que se hunde en las aguas.
Recuerdo haber visto hace años una película que acaba aquí, en un paisaje parecido al lugar en el que empieza esta fotografía. Y de recuerdo en recuerdo, me acuerdo de la última vez que pasé por Riaño, a punto de ser anegado, con la gente deambulando entre las ruinas y los escombros de un pueblo que estaba en vísperas de ser eso, un paso perdido en la memoria, el aura de un fantasma que se hunde en las aguas.
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