Los rostros de Pompeya... y también los de Herculano. La primera imagen, un busto de Livia realizado en una lámina de plata, refleja el horror (o el alma) sin delicadezas del mismo modo que el último, el retrato de Terentius Neo y su esposa (que manía con no especificar el nombre de la esposa), señala la permanencia del tiempo en sus miradas. ¿Nos interrogan?
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