Toda su vida fue una mujer de la llanura y el cereal, pero
en el declive de su existencia viajó por primera vez al norte.
Y mientras observaba fijamente las abruptas cumbres y
atravesaba los angostos desfiladeros iba preguntándose, atónita, cómo era que
aquellas vacas se sostenían rumiando en paraje tan vertical.
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