Hace 70 años un niño de nueve escondió bajo una piedra un trozo de metralla de algún obús procedente de las cercanas trincheras de La Collada. Luego el niño abandonó el pueblo y no regresó hasta 12 ó 15 años después. Desde entonces, cada vez que asciende por el sendero comprueba que el trozo herrumbroso de metal sigue allí, uniéndole a su infancia.
Desde hace 5 ó 6 años bajo la piedra se esconde otro resto de obús que dejó Sol para que perviva el recuerdo junto al de su padre.
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