Ayer cerré otro círculo y firmé mi renuncia como delegado sindical. No deja de resultar curioso que coincida con la fecha en la que a Marcelino Camacho le otorgan el nombre de una calle en Madrid.
De pronto, echando la vista hacia atrás me doy cuenta de que han sido al menos veintiseis años los que he cumplido en una actividad que siempre creí pasajera y temporal.
De pronto, echando la vista hacia atrás me doy cuenta de que han sido al menos veintiseis años los que he cumplido en una actividad que siempre creí pasajera y temporal.
Tengo pocas fotografías porque la labor del sindicalista de base no da para muchas florituras entre negociaciones y asambleas, pero al menos conservo ésta del último periodo con mis compañeros, tan importantes siempre.
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