Todo lo que se ve fue un día campo de batalla.
La Venta de Les Camposines era un nudo de comunicaciones entre la Terra Alta y la Ribera del Ebro imprescindible para el dominio del territorio en disputa. Durante más de tres meses gran parte de la Batalla del Ebro se libró aquí con bajas numerosas y dolores y sentimientos que nunca podremos imaginar. En la primera quincena de noviembre de 1938 lo que quedaba del ejército republicano tuvo que abandonar la trinchera que hoy corona una alambrada y cruzar de nuevo, pero en sentido contrario, el gran río.
Anoche estuve ahí.
Los dos bancos que miran al paisaje son hoy un buen lugar para pensar.
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