Hasta ahora solamente una vez había visto al quebrantahuesos. Fue en Marruecos, en la estación de esquí de Oukeimeden, en el corazón de las montañas del Atlas. Y puedo asegurar que fue una visión imponente mientras volaba a poca distancia por encima de nuestras cabezas.
La misma situación se ha producido en las Montañas Simien de Etiopía, mientras se acercaba a nosotros en un paisaje indescriptible, que poco a poco fue desapareciendo entre la niebla, como si su aparicion y su suave aleteo, mecido por el aire, no fuera otra cosa más que un sueño.
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