Si un día visitas el Museo de la Paz de Gernika, accede a la cámara
secreta por donde se llega, desde la penumbra, al interior del corazón de las víctimas. Cuando estés
dentro intenta cederle el paso al que viene de frente. Lo más probable es que
te golpees contra el espejo como si fuera el muro que te separa de ti mismo. Y cuando se haga la falsa luz comprobarás que al otro lado no hay otra cosa que la
guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario