"En los peores momentos de nuestra historia aparecen caudillos -no los más laboriosos ni los mejores- que, en vez de alzarse contra la ruina y la decadencia, convocan al pueblo a la dejadez y al abandono, como si la pobreza pudiese resolverse en el propio hervor de la indignación, y no en la justicia social y en el trabajo tenaz y responsable. Surge entonces la España goyesca y desgarrada que elige a Viriato frente a Roma, y el casticismo frente al afrancesamiento.
Muchas guerras civiles en España se plantearon como un enfrentamiento entre los partidarios del "sobrio casticismo patriótico" y los "heterodoxos" defensores del progreso cultural que -por su cosmopolitismo- eran vistos con recelo y sospecha. Los caciques de cada lugar se encargaban de instigar a las huestes más bárbaras del pueblo -aquellos que vivían sometidos al abuso y a la ignorancia en un sistema feudal que fue tan duro y persistente en algunos reinos de España- para que reaccionasen contra el progreso".
Mauricio Wiesenthal.
La hispanibundia. Retrato español de familia.
Acantilado.
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