Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

viernes, 8 de junio de 2012

Manolín

No me gusta hablar de fútbol en este blog, y creo recordar que solamente en una ocasión ha ocurrido, con motivo de las diferencias entre Guardiola, ex entrenador del Barcelona, y un jugador sueco, con apellido yugoslavo, que ahora juega en el balompié italiano, y su estrambótico concepto de los filósofos y la filosofía. Aquella vez quise resaltar lo excepcional de un carácter como el del entrenador catalán frente a la ramplonería habitual de los habitantes del fútbol.
Pero hoy, aún sorprendido por su muerte prematura, no me queda más remedio que destacar a otra "rara avis" como fue, era y es, Manolo Preciado.
Quizá sea el paisanaje y que lo vi jugar muchas veces en los Campos de Sport de El Sardinero cuando aún me gustaba ir al fútbol. Pero tal vez el hecho de que este hombre, marcado por el infortunio, se eleve en la singularidad estribe más bien en su cercanía, tan de casa, y en ese ir de frente, con las palabras justas del débil frente al poderoso, golpeando como un martillo en el yunque de la desmesura y la irracionalidad que es el fútbol profesional. Un mundo de gusanos donde alguien que tiene algo que decir más allá de los patéticos clichés habituales es como un mirlo blanco para la inteligencia y la dignidad. La dignidad. 

2 comentarios:

  1. "No es que tenga miedo de morirme.es tan solo que no quiero estar alli cuando suceda.Woody Allen"
    Un fuerte abrazo de una gijonesa residente en Santander.
    Raquel.

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  2. Muchas gracias por la cita, Raquel. Aunque dado que por ese tunel de vestuarios vamos a pasar todos, cuando salgamos al campo de juego, el partido habrá que jugarle con la mayor decencia posible.

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