Aunque pueda parecer otra cosa a tenor de las fotografías, ni estamos en Semana Santa, ni hemos ido de procesión, ni se trata de un "pésamediosmio".
La afición de los pajareros es así. Si la cosa lo requiere son capaces de arrastrarse por el barro cual marine americano.
A primera hora de la mañana hemos estado en Laredo al acecho de las barnaclas carinegras que véis en la última fotografía (gracias a las penitencias de Javi Portillo).
Mis compañeros se acercaban sigilosamente, como podéis apreciar, en busca de la mejor imagen de las aves, pero no contaban ellos con que su merodeo iba a acabar en decepción segundos después, cuando a una hermosa (e insensible) amazona, que por allí había, a lomos de su alazán ocurriósele, inoportuna, lanzarse al galope como llanera solitaria en el trayecto entre pajareros y barnaclas.
Los bichos asustados volaron en dirección a Montehano.
Los denuestos y reniegos de mis amigos se oyeron bastante más allá. Caballeros sin caballo, al fin.
Pues a nosotros podéis acercaros a pie, y si es necesario prometo ponerme alas.
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