Fotografía de José Gabriel Herrería
A veces dejamos pasar el tiempo entregados a las charlas demoradas, a la observación asombrada de los cambios que se producen en nuestro paisaje vital. A veces dejamos pasar el tiempo y fluye sin prisas, convencidos de que, a veces, el tiempo, ese caballo desbocado, por fin nos pertenece.
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