En los días tristes no se habla de aves.
Uno llama a los amigos y no están
y luego pide fuego en la calle
como quien pide un corazón
aún intacto.
En los días tristes es invierno
caminamos helados con el cigarrillo en la mano
quemamos el viento y decimos
-¡Buenos días!
a las personas que pasan
pero cuando ya han pasado
sin que lo notáramos.
En los días tristes uno habla solo
y un ave siempre se posa
sobre las cosas
en lugar de posarse en nuestro corazón
y sin hablar con nosotros.
Filipa Leal
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