No hay nada mejor que abrir armarios, desempolvar rincones y airear cajones. Algunas veces, cierto es, puedes encontrarte con cadáveres que jamás desearías desenterrar, pero la mayoría de las veces se trata de sorpresas agradables, recuerdos que te hacen evocar el camino que hiciste hasta aquí.
En 2005 viajamos a Senegal. Era mi tercer país en África. La tercera vez en que impregnaba mi piel de la roja tierra africana y mi memoria de la generosa humanidad de la mayoría de sus habitantes.
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