Yo creo que París bien vale una siesta y mucho más.
No será está la primera ni la última vez que una fotografía me pilla durmiendo. De hecho tengo un amplio ramillete de imágenes de esta guisa. Los amigos me parece que ya hasta se disputan la posibilidad de pillarme dormido en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Tal vez sea tranquilidad de conciencia o simplemente pura y dura narcolepsia. A saber.
Mientras tanto, disfrutemos del sueño y dentro del sueño, del París de los tres mosqueteros, del París liberado y del arte de tomar de vez en cuando la Bastilla.
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