Los pasos nos llevan desde el final del verano en el hemisferio sur a los últimos coletazos del invierno en las montañas de León. Del pantalón corto pasamos al forro polar, a las horas muertas ante la lumbre observando tras la ventana las inagotables gotas de lluvia golpeando el cristal, a las nubes tan presentes borrando las cimas de los cerros...
Combatimos la borrasca caminando con los pinceles a parajes lejanos en donde las bienhalladas hojas del baobab nos den resguardo y nos acompañen en tiempos de tedio y de silencio.
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