Entonces tomabas un tren hasta Unquera. Allí esperabas el tiempo que hiciera falta para enlazar en autobús con Potes. Y en Potes intentabas subirte a otra camioneta que te dejaba en Fuente Dé. Luego tocaba acceder en teleférico a El Cable o armarte de valor para iniciar las empinadas rampas de los Tornos de Liordes. Todo dependía de los planes que hubiéramos hecho para abordar el Macizo Central de los Picos de Europa. Había otras variantes de acometida, pero no me quiero dilatar.
He estado un par de días por algunos de esos lugares y la fotografía muestra el Desfiladero de La Hermida a vista de águila. Una imágen inédita para mí hasta ayer. Pero viéndola pienso en todas las ocasiones en las que he atravesado esa vía y también en lo pequeñitos que somos.
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