Uno elige el desayuno por las mañanas y tal vez lo que va a hacer en las siguientes horas. A veces uno elige, si lo dejan, una opción de vida u otra y una política que no le haga sentirse demasiado miserable. En las bifurcaciones uno elige, en los atascos también elige. Elige quedarse en la orilla o adentrarse en el mar. Elige marcharse, elige volver. Elige estarse quieto. Cuando se puede -que no siempre se puede- se elige hablar o se elige el silencio. Y si los otros se lo permiten, elige con quién prefiere quedarse. También uno elige ser.
A veces, uno elige un "a pesar de todo" y otras un "por nada del mundo". Hay ocasiones en que se elige avanzar contra el huracán y hoy, precisamente hoy, en este tiempo menesteroso, la melancolía y yo elegimos nuevamente replegarnos.
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