No estoy seguro, pero mientras escribo esto tal vez ya se esté disputando el partido inaugural del Mundial de fútbol de Sudáfrica entre el propio país anfitrión y México. A propósito de ello ha llegado a mis manos (aunque no iba dirigido a mí) el extracto de un mensaje de correo electrónico que no tiene desperdicio. Dado que cuento con una cierta autorización para incluirlo en este espacio, aquí va:
"luego ya sabes juega México-Sudáfrica, ya se ha sabido que los sudafricanos traen huesitos embrujados pegados en los protectores de las piernas, para que los hagan ganar, lo que no saben ellos es que aquí la aficion tiene al Niño de los milagros, que es una imagen del niño Jesús, y ya lo tienen vestido con el uniforme de la selección y todo, pues le han estado rezando para que ganen...."
Pues eso, que dios reparta suerte (y a ser posible a las primas de los jugadores, por si nos toca algo).
Efectivamente, Sudafrica 1-Méjico 1. Los conjuros africanos no han superado a la verdadera Fé. Igualmente la verdadera Fé no ha podido con los huesos embrujados.Sería oportuno organizar un mundial entre religiones. Veríamos resultados curiosos. Por ejemplo:
ResponderEliminarPresbiterianos 2-Judios ortodoxos 2
Talibanes 0-Católicos 3 (los talibanes recelan del futbol y juegan fatal)
Suníes 0- Chiítas 0 (suspendido en el minuto 10 del primer tiempo por tangana entre los jugadores con varios muertos y heridos)
Budistas 0- Sintoistas 0 ( son tan pacíficos que no tiran a gol)
Un mundial interesante
Al final el huesito y el niño de los milagros empataron a 1, sin solucionar a los lectores del correo electrónico (vía blog) la disyuntiva de a quién depositar nuestro boleto del euromillón.
ResponderEliminarCuando el creador, escritor y administrador de este blog regrese a sus labores habituales comprobará que España ganó el mundial. Sin querer ser petulante parece que Dios es Español. El verdadero, el Católico. Su supremacía sobre protestantes, flamencos calvinistas y paganos en general así lo demuestra.Al anómino decirle que apostar contra la verdadera Fé tiene pena, si bien el arrepentimiento puede ser atenuador a la hora del jucio final.¡Bienaventurado Iniesta! que juega como Dios
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