En realidad nuestra intención era ver un par de flamencos que, contra todo pronóstico, pasan unos días en Vuelta Ostrera. Pero nos quedamos, entre la hierba, a la vera de la charca, observando el tranquilo deambular de unos cuantos combatientes, que también son rarezas en el lugar.
Y mientras tanto, pese al mucho tiempo transcurrido desde la última vez que salimos a observar aves, hablamos de Japón, de los armenios, de Siria y de los hielos noruegos.
El año que viene no, pero Irán está al caer, si no lo joden antes.
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