(No hay suspense al estilo de Don Alfredo.
Y tampoco yo me parezco en nada a James Stewart).
Pasan las horas sin misterio.
Más allá de la ventana saltan de rama en rama petirrojos y mosquiteros. Y algunas veces me visita, con el cristal de por medio, la sombra negra y hermosa de un miruello. Amenaza con sigilo el gato del vecino.
Tiemblan los árboles.
Y las nubes vuelan mientras suceden las noches a los días.
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