Durante las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado en Albania se construyeron casi 200.000 bunkers que ocuparon todos los espacios imaginables del país, tanto en las ciudades como en las zonas rurales. Su propósito era proteger a la población de un hipotético ataque.
Albania era entonces un país completamente aislado. No tenía relaciones con ningún otro estado, ya fuera de la órbita comunista o, por supuesto, de los países de economía capitalista.
El gasto para sus pobres recursos fue completamente desmesurado y nunca llegaron a utilizarse. Hoy en día son una muestra palpable del delirio y la tontuna.
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