Se hace difícil pensar hoy que su presencia nos ha acompañado siempre, a distancia, sosegadamente, canción tras canción desde que nos alertó de que nadie es extranjero, ni forastero, ni extraño, ni foráneo. Algo que, desde entonces, algunos aprendices de locos de la vía seguimos al pie de la letra pese a quien pese.
Así que no te rindas, corazón. Aunque la vía a estas alturas parece vacía, no es cierto. Los locos seguimos caminando por ella.
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