El año que no fuimos a Madagascar nos echaron de menos nuestros amigos los piratas y quedaron abandonadas a su suerte las jarras de pólvora y ron.
El año que no fuimos a Madagascar contemplamos las horas y los días que pasaban desde una ventana que nunca llegaba a escotilla.
El año que no fuimos a Madagascar llenaron la ventana y la vida vacía familias de gorriones y de milanos.
El año que no fuimos a Madagascar retratamos buitres y buitrones, trepadores y agateadores, mosquiteros, collalbas, bisbitas, colirrojos, gavilanes y gaviotas. Ellos sí que saben de distancia social.
El año que no fuimos a Madagascar, atravesamos los Bosques de la Tristeza y del Dolor, cruzamos las Ciénagas de la Ira y alcanzamos, por fin, las más altas cotas de la Cordillera de la Fragilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario