Y frente al Moncayo, como tantas veces cantó Labordeta, finaliza la travesía que nos ha llevado en dos días y medio desde los bosques en los que habita el Mochuelo Boreal y las cumbres pirenaicas en las que la Perdiz Nival nos dio esquinazo, hasta los dominios de la Carraca en las afueras de Lleida y los páramos navarros donde se esconde la alondra de Dupont y vuelan las Ortegas.
(Por mucho que miré no encontré teleféricos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario