Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

lunes, 29 de octubre de 2012

La puta cifra

 Estambul 2012
 
No me apetece salir en defensa de los anteriores, que tienen lo suyo en este baile de máscaras en el que siempre toca a los mismos arrimarse a lo más feo. Pero lo cierto es que, a los que están, en algún momento se les va a acabar la excusa de la herencia recibida, y la ministra con carita de guiñol cada vez lo va a tener más difícil para sostener que legislan en aras de la creación de empleo en lugar de hacerlo para contentar a sus clientes naturales: esos emprendedores empresarios, expertos en contabilidades mellizas, con un ojo mirando a los nietos de Fu-Man-Chú  y el otro a los bancos suizos.
Mientras tanto la cifra sigue subiendo muy por encima de la que achacaban a los que ahora hacen oposición contemplativa. Y habría que cuantificar, si sirviera para algo, la parte alicuota de la misma responsabilidad que estos ponían en el debe de los otros.
Y es que el fin de los tirios y de los troyanos, ya sea a la brava o con más o menos vaselina, es el mismo: colocar al toro a base de capotazos entre la resignación más miserable o la aceptación de su más mísero aún plato de lentejas.

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