Hay gente que a veces se reivindica a la brava y con un elegante aleteo de papel se volatiliza mientras en un eco dice adiós como quien dice hasta luego.
Y entonces el paisaje, antes tan familiar, se transforma en un inhóspito océano de páginas vagabundas, justo donde debería estar el rastro de sus huellas, el halo de sus silencios y el fulgor de sus ausencias.
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