La distancia es, más bien, como una brisa
familiar que te revuelve el cabello y se va. O el instante feroz de la
despedida: un "hasta la próxima" inacabado.
La distancia es una sala de espera demasiado
blanca en la que ya no estamos nadie mientras nos abrazamos.
Una lágrima rebelde que se ahoga en la garganta y
cinco mil kilómetros de ausencia.
Al menos la distancia no es el olvido
ResponderEliminarEfectivamente, la distancia no es olvido, pero es una jodienda.
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