Las gaviotas cocineras asedian a las ballenas como forajidos. Esperan a que asomen a la superficie para atacarlas con la intención de llevarse pedazos de su piel y de su grasa. Las heridas que les causan son, en ocasiones, de bastante consideración.
Alguien diría que esta práctica alimenticia no deja de ser parte de la lucha por la vida. La naturaleza es así, hermosa y cruel.
Sin embargo, durante los días que nos dedicamos a la observación de las ballenas, las andanzas de las gaviotas nos ponían de los nervios.
Para entonces, como gaviotas cocineras, auténticos facinerosos al descuido ya nos habían aligerado de equipaje.
Ellos "luchaban por la vida" y nosotros comenzábamos a ejercer, a la manera de Antonio Machado, de poetas en exilio, "casi desnudos, como los hijos de la mar".
Bonito, muy bonito.
ResponderEliminarParece que voy encontrando tiempo para leer los devaneos de los amigos
Antonio (Miengo)
Se agradece la visita y el comentario. Yo también voy viendo actividad alrededor de TM4. Muy buenas las fotos.
ResponderEliminarAbrazos.
Curiosa la foto. Sabes que se ha publicado recientemente un artículo en el que describen que las ballenas ahora emergen a respirar de esta forma, en vez de enseñando la espalda (que es la forma natural), para evitar ser atacadas.
ResponderEliminarUn abrazo desde miengo
Antonio
Cuando salimos en el barco, el biólogo que hacía de guía nos comentó precisamente eso, como demostración de la inteligencia de las ballenas.
ResponderEliminarCurioso de todos modos.