Subimos a Zermatt caminando. Recuerdo un pueblo muy turístico y unos caracoles inmensos en el sendero. Queríamos contemplar el Monte Cervino, también llamado Matterhorn en la parte helvética.
Sin embargo durante las horas que estuvimos allí solamente fuimos capaces de ver la pertinaz y espesa cortina de niebla que tapaba la característica imagen de la montaña. Ni el picacho torcido apareció.
Nunca he vuelto a Suiza.
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