Escucho en la radio que la gente salía maravillada de las vistas que se podían admirar desde el edificio que inauguraron el sábado en Santander. Unas vistas que, efectivamente, ya estaban antes allí, tal como decía la persona a la que entrevistaban. Lo cual me induce a afirmar que lo único que ha sucedido es que, por arte de birlibirloque, nos han cambiado un paisaje público por un paisaje privado.
Y encima nos han dejado un regalito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario