Me asomo un momento a la Pública por ver la deriva que, sin prisa pero sin pausa, está llevando hacia tiempos pasados. Anuncian corrida de toros tras seis años sin alberos, clarines y pasodobles. Y luego sale una de las presentadoras que ha salvado el puesto para informar de que algunos partidos políticos denuncian que la difusión del martirio de los morlacos incumple no sé qué ley o normativa sobre programación de hechos sangrientos y violencia en horario infantil. Queda muy bonito y de mucho rigor e independencia. Pero luego me acuerdo de cómo se están cepillando los nuevos dirigentes del ente a todos aquellos que tuvieran el mínimo estigma que recordara a la herencia recibida y me entra un sarpullido que "pa" qué.
Y no hablo siquiera de aquellos que desde las ondas ondeaban con salvaje desparpajo sus asuntos propios y se veía venir desde hacía mucho que lo tenían crudo. El futuro.
Pues nada. Que les aproveche la doctrina a los nuevos detentadores. Entiendo que antes de llegar a pillar el mando tuvieron que pasarlo mal. Sin corridas y esas cosas que tanto les gustan.
Se veía venir el toque a descabello. Y es que otra cosa no, pero previsibles los fachas son un rato.
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