Entre las Hoces de Vegacervera y las Hoces de Valdeteja se encuentra el valle que más me gusta. Hoy hemos vuelto a recorrer sus paisajes con el mismo placer de siempre, mientras valorábamos cómo hermoseaban con el otoño.
Aquí hemos subido, otras veces, a ver los campos nevados en invierno y a espiar las estrellas errantes de San Lorenzo en verano. Y también hemos disfrutado la primavera mientras acariciábamos con la mirada los perfiles agrestes del Bodón.
Y cuando volvemos a nuestros quehaceres diarios, a muchos kilómetros, aquí queda lo mejor de nosotros. Esperando.
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