El día sale áspero. Una ventana de luz entre las nubes me engaña cuando salgo por la puerta con Mayo para su paseo diario. Al poco nos sorprende una granizada que nos hace regresar presurosamente para acogernos a sagrado.
Peor ha sido la cosa para Antonio al que el derrumbe de perdigones helados le ha pillado con sus perros en cruel tierra de nadie.
Breve plática y cada mochuelo a su olivo, que las adversidades climatológicas no admiten demora ni conversación.
Excelente jornada, sin duda, para sopitas calientes y lectura al amor de las mantas.
A ello me pongo.
A ello me pongo.
Excelente foto y mejores palabras ... me quedó en la mente una imagen tan clara de tu inhóspito invierno que casi se borró con una pincelada el sol de mi verano.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario y la visita. Por lo demás, ya sabes que nunca llueve a gusto de todos, y lo que nos queda en estos casos es disfrutar de lo que tenemos además de añorar lo que nos falta.
ResponderEliminarUn abrazo y que tu verano no se rinda.