Aprovechando que el domingo se levanta despejado (ni bebió, ni fumó, ni trasnochó) nos subimos a la bicicleta por los alrededores del pueblo. Antes he dejado un cocido preparado para la semana y un arroz con verduras para hoy. También a Sol, que no se sube a una bici aunque la obliguen, continuando con los trabajos del reino.
En el transcurso de la excursión comprendo varias cosas:
-Que la observación de aves en bicicleta es bastante aprovechable (se me cruza a pocos metros una lechuza en pleno día)
-Que nunca entenderé la mecánica de los platos y los piñones.
-Que ya no estoy para muchos trotes.
-Y que, por tanto, las cuestas se suben mejor a pie.
Salud.
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