Desde abril en Finlandia no habíamos vuelto a pisar la nieve. Pero aquí, en el Mampodre, jugábamos en campo propio. Pequeño paseo para observar las novedades tras dos inviernos. Luego descenso del puerto hasta las aldeas que Jesús Fernández Santos refleja en su novela "Los Bravos" y, un rato después, a la hora de la cena, ya estábamos en casa al calor del hogar y degustando unas excelentes sopas de ajo. ¿Qué más se puede pedir?
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