En febrero del año 2001 me puse
en marcha (marcha zapatista, se entiende), de la noche a la mañana, camino de México.
En la mochila iba un pequeño cuaderno con una cuerda que cerraba sus páginas.
En la tapa un cactus de tela bordada.
La primera frase que escribí
dice: “La noche en que Saramago habló en
el Zócalo yo estaba allí”.
A continuación van desgranándose,
con letra más o menos urgente, narraciones, poemas y algunos dibujos que
intentan describir con diversa fortuna las vivencias de aquel periplo.
En una página del cuaderno leo lo
siguiente:
"No me voy a quejar del viaje que estoy haciendo porque es toda una experiencia, pero en estos momentos me da la impresión de que no soy capaz de asimilar de la forma que quisiera. No soy capaz de ver y de sentir por los ojos y por todos los poros de la piel. Todo me parece demasiado rápido y confuso. Tal vez, y porque así me ha ocurrido en otras ocasiones, necesito del reposo y el sedimento que da una mirada con distancia. Creo que soy un poco como un viajero de fondo, un corredor de larga distancia o de desarrollo prolongado. Vete tú a saber”.
"No me voy a quejar del viaje que estoy haciendo porque es toda una experiencia, pero en estos momentos me da la impresión de que no soy capaz de asimilar de la forma que quisiera. No soy capaz de ver y de sentir por los ojos y por todos los poros de la piel. Todo me parece demasiado rápido y confuso. Tal vez, y porque así me ha ocurrido en otras ocasiones, necesito del reposo y el sedimento que da una mirada con distancia. Creo que soy un poco como un viajero de fondo, un corredor de larga distancia o de desarrollo prolongado. Vete tú a saber”.
Pues bien, ese cuaderno, en correspondencia
con lo escrito, con esa necesidad de distancia, tiempo después sirvió como base
para los textos que integran el libro que ahora se publica: La nube en la boca.
Han pasado muchos años, quizá
demasiados. En su momento pretendí que su publicación sirviera como un apoyo y un modesto testimonio personal de la
esforzada y digna resistencia de los indígenas zapatistas.
Las comunidades zapatistas siguen
en la lucha (va en ello su supervivencia), aunque los altavoces mediáticos de
entonces hayan girado ahora sus miradas veleidosas hacia otros aconteceres. Hay
que dar sustento al vértigo.
Y el libro, ya veis, se ha
editado tras un larguísimo tiempo de reclusión en los cajones. Accidentes que
tienen las vidas de algunos poetastros de tres al cuarto.
Sin embargo, releo ahora sus páginas
y lo que en él se cuenta, aunque esté mal que yo lo diga, sigue emocionándome del
mismo modo que en los días en que fue vivido. Debilidades de un nostálgico, tal
vez.
Y nada más. Esto es, simplemente,
una invitación a compartir.
Enhorabuena.¡Habrá que leerlo!
ResponderEliminarMuchas gracias, compañero. Ójala que podamos vernos el 18 del próximo mes en Madrid.
ResponderEliminarAntonio (Miengo)
ResponderEliminarcon ganas de tener a la criatura entre mis manos. ENHORABUENA
Gracias Antonio. Nos vemos en cuanto la tenga en las mías (a la criatura).
ResponderEliminarUn abrazo.
¿¡Seréis capaz de marchar pa´la cama sin dejar por acá una impresión de la recién vorágine vivida, Comediante!?...¡unas palabras (aunque sean de aliño) a tus expectantes partidarios en la distancia! (s'il vous plaît)
ResponderEliminarPues la cosa no fue mal, querido Comediante. Conseguí al menos que no me cortaran ni las dos orejas, ni el rabo.
ResponderEliminarTodo lo guardo para la villa y corte.
Bueno, Mariano...qué alegria ver que has publicado un libro sobre el viaje a Mexico...Estoy deseando leerlo. Además, por mis amigxs del Hika, se que fue bien la presentación (sabes que trabajé como coordinadora del Hikaateneo de Bilbao antes de venirme con el MST a Brasil?).
ResponderEliminarCuando regrese por Cantabria, intentaré hacerme con esa publicación. Y lo leeré con pasión, com certeza !! Beijos e muito ánimo desde Paraná. O Andrés envia abraço também para você !
Ana
Hola Ana. Gracias por tu comentario y por tu visita.Espero que cuando tengas oportunidad el librillo te guste. Desde luego creo que te resultará cercano.
ResponderEliminarNo sabía que habías tenido relación con Hika Ateneo, aunque un chaval me habló de vosotros en la presentación.
La cosa fue bien allí y la gente parecía satisfecha. Para mí fue una grata sorpresa.
Dale también un abrazo a Andrés. Espero que vuestra estancia en Brasil esté siendo una experiencia más que interesante y cumpla con vuestros objetivos.
Besos.