Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 4 de febrero de 2021

El rayo verde


Llevo varios días detrás de él. Los mismos que este pájaro lleva desternillándose de mí. Con ese vozarrón caballuno que le adorna, que no me extraña que por estos lares le llamen relinchón o picorrelincho.
Le diviso en lontananza y, cuando me acerco, él se confunde con un matorral o se disfraza de corneja aprovechando las sombras. Asoma en un árbol o en un poste telefónico y en cuanto se percata de mis intenciones va girando alrededor hasta que la madera se transforma en un obstáculo visual. Y entonces, cuando ya no lo veo, cuando aquello parece la cara oculta de la luna, va el maldito y desaparece como si tuviera las dotes mágicas y la astucia que a mí me faltan.
Y cuando me voy, con las orejas gachas, por la senda de los elefantes, aparece como un rayo verde volando sobre mi cabeza en un juego de nunca acabar.   

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