Ni perdí al unicornio azul, ni ando buscando un grial por veredas y senderos.
Pero a veces hallas donde menos te lo esperas.
No es cuestión de porfiar, ni de apostar, ni de tantear, pero hay lugares en los que se deshacen los tuertos, adarga en ristre, por pura casualidad.
Es la fantasía.
Las desaparecidas cumbres inexploradas.
Los confines que perviven en ti, que acompañan, del mismo modo en que nacen los días.
Como una medicina.
Para vivir.

No hay comentarios:
Publicar un comentario