Lo más probable es que la chica, por mucho que esperase, nunca volviera a ver al marinero o que éste llegara tarde, enredado en alguna ola, en alguna bahía helada buscando el Paso del Noroeste o en algún lupanar de Jamaica. La literatura y la vida, desde Ulises, están llenas de cosas así. Pero esto quién se lo dice al niño que se dormía con el susurro de Fear an Batha en el oído, y que muchos años después, cuando la canción regresó, y la nostalgia podía con nosotros, decía: "tía, esa no me la sé, pero cántamela al oído para ver si me acuerdo".
preciosa canción
ResponderEliminargracias por compartirla
Raquel