ULTIMA RATIO REGUM
Las armas dictan la última razón del capital
sobre letras de plomo, en la ladera verde.
Pero el hombre que yace debajo del olivo
era joven y tonto, demasiado
para que lo advirtiera ningún ojo importante.
Era más bien el blanco para un beso.
En vida, las sirenas de la fábrica
y el ventanal del restaurante no lo llamaron nunca.
Su nombre no salió nunca en la prensa.
El mundo mantenía su muralla
en torno de los muertos, con su ajuar enterrado.
Su vida se arrastraba, intangible, como un rumor de Bolsa.
Con tanta ligereza tiró un día su gorra
cuando volaban en la brisa algunos pétalos.
A aquel muro sin flores le brotaron las armas.
La metralleta segó con su ira la hierba.
Banderas y hojas, de las manos y las ramas
cayeron, y la gorra se perdió en las ortigas.
Stephen Spender
Poemas de España
Colección La Cruz del Sur - Editorial Pre-textos.
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