Ayer nos desplazamos a Aguilar de Campóo para ver a la Juana de Histrión. La entrada nos costó un kilo de arroz, un kilo de lentejas, un kilo de garbanzos, un paquete de macarrones y varias latas de atún para un banco de alimentos.
Pero por ver a la Gema yo hubiera pagado un potosí.
Es lo que tiene la diáspora de los amigos. Si quieres verlos, cada escenario es una aventura para vivir.
A estas cosas deberíamos llevar ventresca, que también esta gente tiene derecho a darse un lujo.
ResponderEliminarYo me sé de un residencial que te costará un sobre de jamón y un paquete de sobaos. Y además sé también de buena tinta que el recepcionista es camello y proporciona a los clientes mierda de la buena.
Abrazos fuertes.
H.
PD: ¿Qué tal?
¡Ay, compañero! Cuánto echo de menos el cigarrito de tu bolsa tabaquera.
ResponderEliminarA ese residencial ya iría yo con sobre de jamón y paquete de sobaos a condición de que el susodicho se aplicara en el negocio de la olla ferroviaria.
No habrá que menear las campanas antes de tiempo pero todo se andará si la vara no se rompe.