Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 12 de mayo de 2024

El fin de la historia


Algunas mujeres eran reacias a acatar las órdenes de su marido. A veces la línea entre ejercer el control y perderlo era muy difusa, como la que existe entre el amor y el dominio. Eso podía provocar grandes discusiones de puertas adentro que acababan en una rotura de muñeca o una nariz sangrando, mientras unos niños observaban la escena llorando y acurrucados en un rincón donde nadie los veía y al otro día lo contaban con todo lujo de detalles a sus amigos en el colegio. El incidente llegaba a oídos de los profesores y a veces se involucraba el Partido. Si la situación empeoraba, se organizaba una reunión en el lugar de trabajo o en el consejo local. Los camaradas intervenían para condenar un comportamiento cuya raíz achacaban a los defectos de la naturaleza humana, a las costumbres de la comunidad o al legado de la religión. El socialismo había logrado quitarles el velo a las mujeres, pero no el que cubría la mente de los hombres. Había conseguido arrancar las cadenas con cruces que colgaban sobre el pecho de las esposas, pero no las cadenas que constreñían los cerebros de sus maridos.   

Lea Ypi
Libre. El desafío de crecer en el fin de la historia.
Traducción de Cecilia Ceriani.
Anagrama.

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