La vida es la más de las veces un organismo complejo regido
por la casualidad. Continuamente se disfraza de tiempo, el que ganas, el que
pierdes, donde te demoras, donde te encuentras. Tu casualidad y tu tiempo se
entremezclan en una sopa mágica en la que también nadan las circunstancias de
otros, sus decisiones, sus incertidumbres, tan parecidas a las tuyas, afectando
terriblemente a sus casualidades y sus tiempos.
Un encuentro fortuito se produce o no se produce
dependiendo de si te has equivocado de camino, de si te has levantado tarde o
demasiado pronto, de si optas por pedirte un segundo café en lugar de
conformarte con el primero. Esos minutos de más o de menos marcan sin saberlo
un devenir irresoluble. No hay vuelta atrás, lo que pudo haber pasado no
ocurrirá. Y a cambio sucederá algo distinto. Unas veces coincides con el amor y
otras tropiezas de frente con el rostro impuro de la maldad.
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