Donde menos te lo esperas
salta la ordalía,
que es de bichos muy feos
y muy rastreros
con manías de holgazán
y estatura de cuarta y media,
pusilánimes en soledad
y maldicientes en compañía.
Por eso, párvulos todos,
intrigantes de mal augurio,
anodinos y resentidos,
acudid presto
a la mendaz ordalía.
Que nada hay ahora
que colme una higa
vuestra envidia
ni antes nada había.
Que lo que quiso ser
Danza del Fuego
ni a rescoldo alcanza
y apenas llega a ceniza.
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